En un año, las investigaciones judiciales sobre los  atentados del 11 de marzo del 2004 en Madrid, reivindicados por Al Qaeda,  arrojaron resultados espectaculares, a tal punto  de que el juicio podría  iniciarse antes de fin de año, con más de 70 acusados.

Apenas un mes después de la matanza que costó la vida a 191 personas, los  principales presuntos responsables del peor ataque cometido en Europa desde  1988 en Lockerbie (Escocia, 268 fallecidos), estaban encarcelados o muertos.

Siete islamistas radicales, entre estos quien los reclutó y los instruyó,  el tunecino Serhane Ben Abdelmajid Fakhet; el jefe operativo, el marroquí Jamal  Ahmidan y el “emir” del grupo, el argelino Allekema Lamari, se suicidaron el 3  de abril en Leganés, periferia sur de Madrid.

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Más de 74 personas están imputadas en España, de ellas 22 están  encarceladas preventivamente, entre estas el marroquí Jamal Zougam,   uno de los islamistas que colocó una de las trece bombas, al ser reconocido por  pasajeros de uno de los cuatro trenes atacados.

Otros dos sospechosos están apresados en Marruecos y  Bélgica, de donde  se espera la extradición del marroquí Youssef Belhadj, sospechoso de ser el   portavoz en Europa de Al Qaeda, en cuyo nombre fueron reivindicados los  atentados de Atocha, en particular en un video hallado el 12 de marzo en un  basurero cercano a la gran mezquita de Madrid.

Las investigaciones del discreto juez español Juan del Olmo permitieron  revelar rápidamente que los atentados fueron cometidos por  una red de  islamistas radicales instalada en España, formada en su mayoría por marroquíes, que habían recibido la ayuda de delincuentes españoles que cambiaron droga por  explosivos.

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Gracias a numerosos errores de  los terroristas, entre estos el uso  de teléfonos celulares fácilmente localizables para comunicarse entre ellos y  activar las mochilas-bomba, fue posible para las fuerzas de  seguridad llegar hasta la casucha de Morata de Tajuña (30 km al sur de Madrid),  donde se fabricaron las bombas, de las cuales estallaron diez casi  simultáneamente a partir de las 07h37 en cuatro trenes que  se dirigían a la estación de Atocha desde Alcalá de Henares.

El egipcio Rabei Ousmane Sayed Ahmed, considerado el “cerebro” de los  atentados, fue extraditado a mediados de diciembre desde Italia, seis meses  después de su detención.

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Cuando estuvo en Italia, confesó que fue él quien ideó y organizó los atentados y que los suicidas de Leganés eran sus amigos.

Los documentos precisan que los autores del 11 de marzo se incluyeron  deliberadamente en la estrategia de Al Qaeda, definida por Usama Ben Laden en un video difundido el 18 de octubre del 2003 en el que llamaba a golpear a los  países europeos involucrados en Iraq.

Hasta el momento, una sola persona fue juzgada. Se trata de un español de  16 años condenado a seis años de detención en un centro para menores luego de  reconocer que entregó explosivos a los terroristas.