Empresarios del sector afirman que son competitivos en calidad. Exigen políticas de tipo compensatorio.

La baja producción de leche, la falta de pastizales adecuados para alimentar al ganado lechero y la escasez de canales de riego son los problemas que enfrentan los productores de lácteos en el país. A estos tres factores se suman la competencia desleal de pequeñas industrias que elaboran quesos y otros productos sin contar con registro sanitario y los venden en ferias populares a bajos precios, explica Flavio Chuñir, gerente de la Cooperativa de Ahorro y Crédito Salinas, propietaria de Queseras de Bolívar.

Según la cifra más actualizada del Sistema de Información del Censo Agropecuario (SICA), el 90% de plantas procesadoras está ubicado en el callejón interandino con una fuerte concentración en Pichincha, Cotopaxi, Imbabura y Carchi. Se dedican, principalmente, a la producción de leche pasteurizada, quesos, crema de leche y otros derivados en menor proporción.

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Destacan en el sector, de acuerdo con los datos del SICA, 25 industrias con una capacidad instalada total de procesamiento de 504 millones de litros anuales.

También existen modelos comunitarios como Quesinor, que agrupa a diez organizaciones agroartesanales de Carchi y tres de Imbabura; Queseras de Salinas, con 22 asociados; y la Fundación de Organizaciones Campesinas de Salinas (Furnosal), integrada por 27 organizaciones entre cooperativas, precooperativas y asociaciones campesinas. Esta última cuenta con un centro de acopio y 24 plantas procesadoras de lácteos.

Medidas compensatorias (subsidios a la producción o reducción de costos de servicios básicos), políticas fiscales claras e insumos a bajo costo, además del acceso a créditos para inversión en tecnología, ayudarían a elevar la competitividad del sector, comentan los empresarios. Edmundo Narváez, director del proyecto de fortalecimiento de comercialización de Quesinor, sostiene que estas facilidades permitirían que el país compita en costos de producción, “porque en calidad estamos bien”.

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La producción de quesos, que según la Comisión Económica para América Latina (Cepal) es uno de los sectores sensibles a la apertura comercial prevista tras la vigencia del Tratado de Libre Comercio (TLC), requiere un alto control de calidad.

Se supervisa el nivel de grasas y líquidos en el producto así como la higiene en su elaboración, explica Patricio Lozada, jefe de aseguramiento de la calidad en Floralp Industria Lechera, ubicada en Caranqui (Ibarra).

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Su elaboración cumple un proceso que empieza con el acopio de la leche (su materia prima) y termina con el empaque del producto antes de ser enviado a las cadenas hoteleras y a las perchas de los supermercados y tiendas.

En Floralp, la lecha ingresa antes de ser pasteurizada a dos tanques de recepción con capacidad de 10.000 litros cada uno; de aquí, pasa al área de procesamiento, en donde se somete a 72 grados centígrados e inmediatamente a 4 grados para eliminar microorganismos dañinos para la salud humana. El siguiente paso es la industrialización; a la leche, se le añaden bacterias lácteas y cuajo de acuerdo con el tipo de lácteo.

PRODUCCIÓN

LECHE
Ecuador produce alrededor de 4’000.000 de litros de leche diarios, según la Asociación de Ganaderos de la Sierra y el Oriente (AGSO). El 72,8% de esta producción se localiza en la Sierra; el 18,4% en la Costa y el resto en el Oriente.

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INDUSTRIA
El 11% de la producción diaria se destina a la producción artesanal (queserías sin marcas, que trabajan con leche no pasteurizada); el 23%, a la alimentación de terneros; el 31%, al sector industrial;  mientras que el 35% se vende como leche cruda, en zonas rurales alejadas.

OTRO MERCADO
En Colombia, aunque los productos como la leche pasteurizada, en polvo entera y el yogur captan el mayor porcentaje del mercado, solo el segundo ha incrementado su participación. Las preferencias de los consumidores se orientan hacia los productos “frescos”, por ejemplo, el queso blando.