Aunque contar con tecnología de punta aporta a la competitividad, nada reemplaza a la tecnología tradicional que puede resultar más eficiente. Así lo considera Norberto Purtschert, gerente de Producción de Floralp Industria Lechera.

Es cierto que con las nuevas tecnologías se producen quesos de calidad en otros países –sostiene–, pero “se pierde el carácter y el gusto del verdadero queso”.

La amenaza real, una vez vigente el Tratado de Libre Comercio (TLC), serán los quesos que no son de origen animal o cuya concentración de materia prima animal no supera el 30%, productos en los que EE.UU. está especializado.

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“En eso no somos competitivos”, reconoce el productor de origen suizo; no obstante, asegura que esta debilidad puede convertirse en un factor positivo para el país, que puede competir con quesos que se producen con leche de vaca.

Purtschert considera que la producción de quesos tiene –por tanto– posibilidades de crecimiento en el mercado interno y opciones de exportación.