Un día como hoy, hace 148 años, la marcha de un sindicato de costureras de Nueva York que reclamaba una jornada laboral de 10 horas, marcó la conmemoración del Día Internacional de la Mujer. A propósito de la fecha, tres hombres cuentan la forma cómo ellas  han marcado sus vidas.

‘La sigo viendo linda’

Desde hace 42 años, Aurora Eguiguren, es la amiga, esposa y colega de trabajo de Marco Gómez Gómez, de 74 años y vendedor de zapatos en las calles Pichincha y Aguirre.

Ella, según él, es la voz de coraje que lo motiva a trabajar como el primer día de casados.

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“Ella decidió compartir el negocio de la venta de calzado conmigo y eso me conmovió tanto que ahora conservo ese hecho como uno de los más bellos.

“Antes del compromiso, ella trabajaba en un almacén, cerca de estas calles. Y desde allí, siempre la admiré por su disciplina y entrega a las ventas.

“Cuando ya formamos un hogar;  con  cariño me decía que el negocio iba a mejorar, que le pongamos ganas y amor a la camiseta porque el triunfo estaría cerca.

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“Y así sucedió. Gracias al trabajo pudimos  tener una casita en Miraflores y darle la educación a nuestros cuatro hijos.

“Pese a sus 65 años, que es la edad del inicio de la vejez, yo la sigo viendo linda, hermosa y con esa garra de lucha. Incluso, siento que su entrega hacia mí es total, como cuando éramos jóvenes.

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“Mi esposa ya no me acompaña en las calles porque la vigilancia municipal es más enérgica. Sin embargo, en la casa sus funciones son excelentes como esposa, madre, compañera, confidente  y amiga.

“Después de tantos años, creo que esta mujer es un regalo. Porta los valores más valiosos: el amor,  la disciplina y el deseo de superación.

“A ellas debemos dedicarles no sólo un día, sino todos los días. Ellas son las que nos fortalecen y motivan”.

 

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