Con la presencia de los máximos representantes del Estado italiano, el presidente Carlo  Azeglio Ciampi, y el presidente del Consejo, Silvio Berlusconi, fue sepultado ayer Nicola  Calipari, el agente secreto baleado en Bagdad por soldados estadounidenses y considerado un héroe por dar su vida para proteger a una rehén recién liberada.

Calipari, de 50 años y jefe del Servicio de Inteligencia Militar Italiano para Oriente Próximo y Asia  Central, murió de una bala en la cabeza mientras se arrojaba sobre la periodista Giuliana Sgrena cuando fuerzas de EE.UU. abrieron fuego contra su vehículo cerca del aeropuerto de Bagdad el viernes.

Sgrena, una veterana corresponsal de guerra que trabaja para el diario comunista Il Manifesto había sido liberada horas antes, tras un mes en cautiverio y se recupera de una herida en el hombro.

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Sgrena ha sugerido que era blanco del ejército norteamericano porque Washington se opone al pago de rescate para liberar rehenes.

“Pienso que es absurdo... que nuestros hombres y mujeres en uniforme, en forma deliberada, van a disparar contra civiles inocentes”, indicó el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan.

Más víctimas
Pero Calipari es solo una de las últimas víctimas de disparos norteamericanos en Iraq. El mismo día, Gardi Gadev, soldado búlgaro de la Fuerza Multinacional,  murió por “fuego amigo” de soldados estadounidenses.

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En dos años en Iraq, el ejército de EE.UU. mató al menos a cinco periodistas extranjeros o iraquíes, según Reporteros Sin Fronteras.

Ayer, el diario The Washington Post citando varias fuentes señaló que los ataques reflejan diversos reglamentos militares y una “doctrina legal” que da inmunidad a las tropas de EE.UU. de cualquier acción judicial por los afectados.

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Human Rights Watch manifestó de incidentes en que once civiles iraquíes murieron en puntos de control de EE.UU. y un informe del Ejército sostuvo que la III División de Infantería, responsable de la muerte de Calipari,  hizo otros ataques a civiles.

Roma anunció que no retirará sus 3.000 hombres de Iraq, pero exige a EE.UU. el castigo a los responsables del tiroteo.