El anuncio del presidente de Siria, Bachar al Asad, del retiro gradual de sus tropas del Líbano  generó  satisfacción, rechazo e inconformidad entre la comunidad internacional.

Aunque Siria contaba ayer con un alivio de la  presión internacional, el anuncio de Asad no ha convencido a Estados Unidos, que lamenta “no haber oído las palabras: retirada inmediata y  completa”.

El gobierno francés optó por una reacción más moderada y se mostró confiado  en que Damasco “retire íntegramente sus tropas  del Líbano en el  plazo más breve posible”.

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En la misma línea, Gran Bretaña recalcó  que es un “primer paso” que debe realizar cuanto antes.

La decisión también agradó a Arabia Saudita que había pedido al presidente sirio que retirara “rápidamente” sus tropas del Líbano.

La promesa del repliegue de las tropas sirias ha sido acogida con escepticismo en el Líbano y con beneplácito por sus vecinos árabes, que lo consideran “un paso positivo”.

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Mientras Israel ve la perspectiva de alcanzar la paz con El Líbano, pero dijo que la promesa de Damasco no cubre totalmente las demandas mundiales de una retirada total.

Además de generar discrepancias entre los enfoques de estadounidenses y  europeos, la iniciativa siria dividió a la oposición libanesa.

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El líder druso Walid Jumblatt la consideró positiva, pero otros, como el ex  presidente Amín Gemayel, la tildaron de “inaceptable” y “ambigua”.

Mientras, el jefe del movimiento chií libanés Hizbolá, Hasan Nasrallah, defendió el papel de Siria en el Líbano y convocó a una gran manifestación para mañana “contra la injerencia internacional en los asuntos libaneses”.

Siria está sometida a fuertes presiones internacionales desde el asesinato del ex primer ministro libanés Rafic Hariri el pasado 14 de febrero.  El repliegue militar sirio del Líbano comenzará tras la reunión de hoy del Comité Supremo sirio-libanés, según indicó el ministro libanés de Defensa del Gobierno dimisionario, Abdel Rahim Murad.