Martín Torrijos, un nacionalista que se acerca a EE.UU. y al Mercosur

Triunfador de las primeras elecciones con completa soberanía sobre el Canal de Panamá, Martín Torrijos, hijo del fallecido hombre fuerte de Panamá, Omar Torrijos, ganó la presidencia de Panamá gracias a una alianza entre el Partido Revolucionario Democrático, de centro izquierda y el centrista Partido Popular.

“Hoy ha sido un día grandioso para la democracia panameña... Se ha escrito una nueva página en la historia del país”, dijo Torrijos al asumir.

Fue la primera vez en la historia de Panamá que el traspaso del poder se llevó a cabo sin la presencia de tropas estadounidenses en su territorio.

Pese a que se lo considera uno de los mandatarios que sigue la tendencia de izquierda en Latinoamérica, Torrijos, de 40 años, es un defensor del libre mercado, que ha prometido fortalecer los lazos comerciales con EE.UU. y supervisar la inversión de $ 5.000 millones en la expansión del Canal de Panamá.

El pasado 2 de marzo Panamá anunció su interés de negociar acuerdos comerciales con el Mercado Común del Sur (Mercosur), pues “el bloque creado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, ve con simpatía el interés de Panamá”.

El ministro de Relaciones Exteriores y vicepresidente de Panamá, Samuel Lewis Navarro, afirmó que su país “está en las últimas etapas de negociación de un tratado de libre comercio con EE.UU. y que busca ser aceptado en el Mercosur”.

En lo interno, Torrijos podría enfrentar las primeras protestas de organizaciones obreras que han anunciado una huelga general si se adoptan reformas en el Seguro Social, amenazado de quiebra.

Analistas consideran que Torrijos deberá adoptar medidas como un eventual aumento de la edad de jubilación y de los aportes mensuales al fondo de jubilación o una reducción de beneficios.

Torrijos restableció las relaciones diplomáticas con Cuba y las normalizó con Venezuela, deterioradas por un indulto concedido en los últimos días de su mandato por la presidenta Mireya Moscoso a exiliados cubanos acusados de planificar un atentado contra el presidente cubano, Fidel Castro, durante una cita de presidentes en noviembre del 2000.