El Papa Juan Pablo II tranquilizó a los católicos el domingo al reaparecer en su ventana del hospital Gemelli de Roma, con mejor aspecto que hace una semana, para bendecir a los fieles congregados a  la hora del Angelus.
 
"Estamos contentos, lo vimos mejor", dijo una anciana italiana que todos los días va al hospital Gemelli con la esperanza de ver al Papa.
 
Aunque no habló, el Papa saludó con la mano y después bendijo al centenar de fieles congregados en la plazoleta del hospital, donde se habían instalado  altavoces gigantes para escuchar el mensaje dominical en directo desde la plaza de San Pedro.
 
"Después de haberlo visto hoy, nos dimos cuenta de que está mejorando, está fuerte. Confiamos en volver a verlo en una próxima aparición", declaró Richard  Frankowski, representante de los emigrantes polacos en Nueva York.
 
Se trata del tercer Angelus en un mes que el Papa, de 84 años y enfermo de Parkinson, sigue desde el hospital romano debido a sus problemas de salud.
 
Las cámaras de la primera cadena de televisión Rai 1 mostraron las imágenes del Pontífice sentado frente al televisor para seguir la ceremonia que transcurría ante la basílica de San Pedro, siendo presidida por el obispo argentino Leonardo Sandri.

Pocos minutos después, las cortinas de su habitación se abrieron y el Papa apareció tras ventana de su habitación del décimo piso para saludar con la mano a la muchedumbre congregada frente al hospital romano, bautizado "Vaticano 3", por haber sido internado allí nueve veces.
 
El Papa saludó con la mano varias veces, bendijo por tres veces a los fieles con la señal de la cruz, sonrió e hizo además de asomarse a la ventana para que la gente pudiera verlo mejor.
 
Juan Pablo II tenía el cuello de la sotana abierto debido a la traqueotomía a la que fue sometido hace diez días y parecía más descansado respecto a la inesperada aparición del domingo pasado, cuando saludó desde la misma ventana.
 
El Sumo Pontífice no habló durante la aparición, pese a que los medios de comunicación no descartaban la posibilidad de que pronunciara algunas palabras por primera vez en público ante los fieles.
 
En San Pedro, unas tres mil personas pudieron ver al Papa mientras rezaba en el hospital gracias a las pantallas instaladas en varios puntos estratégicos.
 
Rodeado por sus más estrechos colaboradores y el equipo médico que lo atiende, el Papa se unió a la tradicional oración del domingo desde su habitación del Gemelli, cumpliendo un gesto al que ha renunciado en contadas ocasiones en 26 años de pontificado.
 
En el mensaje leído por Sandri, el Papa dio las gracias a "los judíos y  musulmanes" que han orado por su salud. "Deseo manifestar un agradecimiento especial a los creyentes de otras religiones, particularmente a los judíos y  musulmanes. Algunos de ellos han querido acercarse a orar en el hospital", dijo.
 
Esta nueva aparición fue recibida con aplausos y lágrimas de emoción por  los fieles reunidos en el Gemelli, entre los que había un grupo de latinoamericanos y españoles.
 
En la plaza de San Pedro, las opiniones estaban divididas y algunos creyentes defendían la idea de que el Papa siga en su lugar mientras otros consideraban que debe renunciar.
 
"Rezo todos los días, debe seguir adelante aunque esté muy enfermo", aseguró Bárbara, una filipina de 30 años.
 
La precaria salud del Papa suscita gran preocupación entre los católicos de  todo el mundo, que temen que la jerarquía vaticana y sus colaboradores estén ocultando su verdadero estado.
 
El Vaticano ha anunciado que el Papa realiza a diario terapias para recuperar la respiración y el habla y, según informaron sus médicos a diplomáticos latinoamericanos, está como hace cinco años y podrá reinar por más tiempo gracias a que la traqueotomía le permite oxigenar mejor todo el organismo.
 
Por ahora no se sabe cuándo será dado de alta ni si podrá presidir las extenuantes ceremonias de Semana Santa, del 20 al 27 de marzo. El Vaticano prepara varias opciones con diferentes grados de participación del Papa.