‘Experiencias de fe’ fue el evento que María Susana Rivadeneira organizó con el propósito de recaudar fondos para la Fundación Acción Solidaria, que impulsa obras sociales, educativas y pastorales.

Resplandeciente en una tenida blanca de chaqueta y pantalones, María Susana Rivadeneira, Miss Ecuador 2004, presentó la noche del pasado jueves el evento ‘Experiencias de fe’, en el escenario del Teatro Centro de Arte de la Sociedad Femenina de Cultura.

Con seguridad y sencillez, ella se refirió a su labor social como reina de belleza y a la gran motivación que ha significado en su vida el aporte a la Fundación Acción Solidaria en beneficio de los niños de la calle, labor que realiza junto a Carlos Muñoz Gallardo, presidente de la entidad. La recaudación del evento se destinará a la obra, según señaló.

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Si bien el teatro no estuvo lleno, el público recibió muy efusivamente a los tres invitados de la Miss Ecuador. Iván Vallejo, el alpinista ecuatoriano, narró la forma como él pudo realizar el sueño de su vida: escalar el Everest, la montaña más alta del mundo. A sus espaldas una pantalla proyectó imágenes de su aventura y el dibujo que él había realizado cuando tenía 12 años: un hombre con barba (cómo la de Vallejo años después) y el compromiso escrito en letra infantil de escalar el Everest. “Pudo haber sido el Chimborazo o el Aconcagua, pero no, yo siempre apunté al pico más alto”, indicó el montañista.

Luego, María Susana llevó a escena al joven tetrapléjico ecuatoriano Juan Diego Alarcón, quien en su silla de ruedas y con la compañía de su madre, María Soledad Valencia, impregnó el auditorio con una vitalidad sorprendente, contando muchos episodios de una vida que jamás se doblegó frente a la adversidad.

Cuando Juan Diego interpretó Gracias a la vida de la cantautora Violeta Parra, la letra de la melodía pareció creada para el alma de este joven ejemplar, que después casi puso a bailar a la concurrencia con un tema de Celia Cruz, movilizándose alrededor del escenario con luces de colores que centelleban en su silla mecánica.

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Finalmente, el uruguayo Carlos Páez, uno de los sobrevivientes  del avión que se estrelló en los Andes en 1972, desplegó un humor peculiar frente a la tragedia que le tocó vivir junto a amigos y compañeros del equipo de rugby que viajaba a Chile a un campeonato.

Los detalles más escabrosos, como alimentarse de los cadáveres en los restos del avión, de su terrible experiencia en el frío glacial de la montaña fueron tratados con una dosis de irreverencia y compasión. Al terminar, Miss Ecuador invitó al escenario a Juan Diego Alarcón para un sorprendente cierre: una muy sentida interpretación de Guayaquil de mis amores.

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La velada fue una inspirada gestión de Miss Ecuador, que a pocos días del fin de su reinado constituye un cálido recordatorio de su relevante participación en  Miss Universo -que se desarrolló en el país en junio pasado- donde ella se ubicó en el sexto lugar entre las finalistas.