El Juventus Turín respondió con un importante triunfo en terreno del Roma (1-2) a la presión que horas antes le había metido el Milán, que ganó en casa del Atalanta por idéntico marcador, por lo que ambos siguen igualados en el liderato, en partidos adelantados de la vigésimo séptima jornada liguera.
 
En un partido bien jugado por un Juventus que mejoró anteriores prestaciones, ganó al Roma merced a dos goles ilegales: Cannavaro remató llegando de un fuera de juego y no existió pena máxima en el penalti ejecutado por Del Piero.
 
La victoria del Milán horas antes en terreno del Atalanta (1-2), había metido presión a un Juventus que veía como se le escapaban tres puntos el equipo milanista en el liderato, por lo que era aún más obligado ganar en Roma.
 
Para ello, el técnico juventino Fabio Capello puso en liza el siguiente once inicial: Buffon; Zebina, Thuram, Cannavaro, Zambrotta; Camoranesi, Emerson, Blasi; Del Piero (Pessotto, m.57); Zalayeta, Ibrahimovic (Trezeguet, m.79).
 
Capello, pues, jugaba con su particular "tridente", con Del Piero haciendo funciones del lesionado Pavel Nedved y dejando de inicio en el banquillo al recuperado francés Trezeguet. Un once que, con la entrada de Trezeguet por Zalayeta y de Tacchinardi por el suspendido Blasi, se antoja puede ser el que oponga el miércoles al Real Madrid.
 
Como era previsible, Fabio Capello fue recibido con grandes silbidos en la que es su primera visita a un Roma al que entrenó y del que se fue este verano para irse al Juventus, pese a tener contrato en vigor.
 
El público romanista que casi llenaba el Olímpico mostraba sus grandes ganas de revancha hacía un odiado Juventus que, junto a Capello, también este verano le había quitado al Roma el centrocampista brasileño Emerson y el defensa francés Zebina. Ambos también muy silbados todo el partido.
 
Como también tenía ganas de revancha hacia Capello el capitán romanista Francesco Totti, que con el técnico ha mantenido en los últimos meses polémicos cruces de declaraciones a distancia. Se quedó con las ganas y es que jugó la primera mitad demasiado pasado de revoluciones y metido en problemas.
 
El Juventus, tras unos inicios de juego trabado y con muchas faltas, contestó pronto a los silbidos poniéndose en ventaja en el marcador. Lo anotó Cannavaro (m.11), de cabeza, tras recoger un rechace del meta romanista a acción similar de Ibrahimovic.
 
Una jugada que llegó en saque de falta desde el lateral derecho y donde la defensa romanista falló en los marcajes, pues dejó incomprensiblemente muy libres en área pequeña a Ibrahimovic y Cannavaro, este quizás en fuera de juego.
 
El partido lo tenía tanto en mano el Juventus, que controlaba el balón y con una defensa adelantada hacía caer en numerosas ocasiones en fuera de juego a los delanteros locales, que hasta Capello se sentó en el banquillo. Sólo se levantó minutos después para protestar un golpe sin balón de Cufré sobre Zebina.
 
Zebina parecía ser objeto de caza de sus ex-compañeros y hasta el propio Totti (m.23) le hizo poco después una entrada poco amable. El partido estaba feo, duro, pleno de choques de muy mal gusto de parte local. Hasta el público contribuía negativamente con alguna que otra bengala.
 
El nerviosismo local no alteraba al Juventus, que seguía poseyendo el balón, controlando el juego y buscando apuntillar con un segundo gol.
 
Pero, en el minuto 40, pagó caro un error en el pase de Blasi. Robó el balón Totti y dio un pase en profundidad que vio la incorporación desde atrás de Cassano rompiendo el fuera de juego y batiendo a Buffon. Es el cuarto tanto de Cassano al Juventus en el Olímpico y, como hizo el pasado año, lo celebró dando un patadón al banderín izquierdo.
 
La igualada duró muy poco, sólo cuatro minutos. El tiempo en que el árbitro convirtió en penalti un derribo de Dellas sobre Zalayeta al borde del área, pero fuera. Tras las protestas locales, lo ejecutó con potencia Del Piero, elevando el 1-2 (m.44).
 
Se iba al descanso con nuevos roces (puñetazo de Cufré al rostro de Del Piero no señalado) y con mayores nervios sobre el campo y en las gradas. Y con un dato totalmente desalentador: se habían jugado sólo 16 minutos de juego efectivo, con 38 faltas.
 
Por fortuna el descanso calmó el nerviosismo romanista y en la segunda mitad apareció un Roma más dispuesto a crear fútbol, con un Totti más activo en lo que sabe hacer (jugar) y menos perdido en protestas y roces. Y el partido lo agradeció.
 
Pero fue el Juventus, con Zalayeta, quien gozó de la primera ocasión de gol (m.55). Casi seguidamente, Capello dio más aires defensivos al equipo, al quitar a Del Piero y meter a Pessotto para parar al también recién salido romanista Mancini.
 
Con un Roma más presente, sin embargo le fue anulado un gol al Juventus por un más que dudoso fuera de juego de Ibrahimovic (m.65) que hubiera sido la "puntilla". Curiosamente, de tres tantos marcados por los juventinos el árbitro Racalbuto concedió los dos que eran ilegales y anuló el aparentemente legal.
 
A once minutos del final, Capello hizo entrar a Trezeguet por Ibrahimovic con la clara intención de que el francés cogiera ritmo para el partido contra el Real Madrid.
 
En los instantes finales el Roma se volcó con toda su artillería sobre la meta rival, pero siguió encontrándose con una bien armada defensa juventina. El Juventus se llevó los tres puntos, sigue igualado con el Milán y piensa con mayor moral en el Real Madrid, mientras el equipo romano cada vez tiene más difícil entrar en zona europea.