Demacrada y cansada, la periodista Giuliana Sgrena, secuestrada por los insurgentes en Iraq, regresó el sábado a Italia, horas después que los soldados estadounidenses dispararon contra el vehículo que la llevaba al aeropuerto, hiriéndola, y matando a un agente de la inteligencia italiana que se arrojó sobre ella para protegerla de los disparos.
 
Horas después, arribó el cuerpo del agente de inteligencia que le había salvado la vida, Nicola Calipari.
 
El primer ministro Silvio Berlusconi y el presidente Carlo Azeglio Ciampi estuvieron entre los dignatarios que recibieron a la reportera del periódico izquierdista Il Manifesto en el aeropuerto Ciampino de Roma. Luego regresaron para recibir el cuerpo de Calipari, junto con empleados de Il Manifesto.
 
Rodeada por familiares y por efectivos de la policía militar, Sgrena, de 56 años, fue ayudada a salir del avión y colocada en una ambulancia, rumbo a una clínica militar donde será sometida a una operación de la clavícula.
 
Su hermano, Iván Sgrena, dijo a los periodistas que ella estaba muy feliz de haber retornado a Italia, pero muy triste debido a la muerte de Calipari, que, según Berlusconi, murió al arrojarse sobre la periodista para protegerla de los disparos de los soldados norteamericanos.
 
Según Pier Scolari, compañero de la periodista, la redactora le contó que el momento más difícil fue cuando vi morir en mis brazos a la persona que me había salvado la vida.
 
El ataúd con el cuerpo de Calipari fue retirado del avión envuelto en una bandera italiana y bendecido por un capellán militar y el hermano del agente, un sacerdote que revista en un organismo asesor del Vaticano. También estaban presentes la esposa y los dos hijos de Calipari.
 
El tiroteo del viernes ocurrió poco después que Sgrena fue liberada, tras un mes como rehén en Iraq. La periodista abandonó el país luego de ser dada de alta de un hospital de Bagdad.
 
Gabriele Polo, director del periódico Il Manifesto, dijo que a Sgrena le fueron extraídas esquirlas de bala del hombro, y que habría sido un fragmento del proyectil que mató a Calipari.
 
El ejército de Estados Unidos dijo que el automóvil en que viajaba Sgrena luego de su liberación se acercó a alta velocidad al aproximarse a un puesto de control de la coalición aliada en el oeste de Bagdad, camino del aeropuerto. Indicó que los soldados dispararon al motor del automóvil luego de intentar advertir al conductor que se detuviera haciendo señales con la mano y con el brazo y luego con luces blancas, y finalmente, con disparos de advertencia al aire.
 
Sgrena fue secuestrada el 4 de febrero por insurgentes. A fines del mes pasado, apareció en un vídeo rogando por su vida y exigiendo que todos los soldados extranjeros, incluidos los italianos, abandonaran Iraq.
 
El tiroteo fue un duro golpe para Berlusconi, que ha enviado 3.000 soldados a Iraq, y podría causar nuevas protestas en Italia, donde decenas de miles de personas han participado en demostraciones contra la guerra en la nación árabe. Il Manifesto, el periódico donde trabaja Sgrena, se ha opuesto vigorosamente al conflicto.
 
Noticias del tiroteo generaron de inmediato críticas de los enemigos políticos de Berlusconi.
 
Otra víctima de una guerra absurda, dijo Alfonso Pecoraro Scanio, líder del Partido Verde, a una agencia noticiosa local.
 
Berlusconi convocó a su residencia al embajador de Estados Unidos, Mel Sembler, quien se reunió con el primer ministro durante una hora.
 
El presidente de Estados Unidos George W. Bush llamó el viernes a Berlusconi y expresó su pesar por el incidente, dijo su vocero, Scott McClellan. Bush aseguró a Berlusconi que el incidente será totalmente investigado, señaló McClellan.