Harold Pinter, uno de los grandes del teatro británico del siglo XX, ha decidido dejar el teatro para criticar a tiempo completo la "preocupante" deriva de los políticos.
 
Pinter, de 74 años, autor de obras tan famosas como La fiesta de cumpleaños (1958), El portero (1960), El retorno al hogar (1965), o Viejos tiempos (1971), confiesa que, después de veintinueve piezas teatrales, seguirá escribiendo poemas, pero no más teatro.
 
El clima político actual "es muy, muy preocupante", declaró Pinter a la emisora BBC para explicar su decisión.
 
Pinter ha sido siempre un crítico de la acción política y así fustigó en diversos artículos los bombardeos por los países occidentales de Afganistán y Kosovo, así como la invasión de Iraq.
 
En su juventud manifestó su antimilitarismo, se declaró objetor de conciencia y se negó a hacer el servicio militar.
 
Su activismo político alcanzó su ápice a raíz de la invasión de Iraq hasta el punto de que llegó a calificar al primer ministro británico, Tony Blair, de "criminal de guerra... que exhibe esa encantadora sonrisa cristiana", que le "repugna".
 
Pinter describió a Estados Unidos bajo el liderazgo de George W. Bush como un país "dirigido por una pandilla de delincuentes...".
 
El dramaturgo británico se sumó hace algunos meses a un grupo de personas, entre las que figuraban también el actor Corin Redgrave y el productor discográfico Brian Eno, que solicitaron la impugnación de Blair como primer ministro.
 
Pinter ha sido también un crítico feroz del nuevo y polémico proyecto de ley antiterrorista de Blair que refuerza el poder del ministro del Interior en detrimento de los jueces a la hora de ordenar el arresto domiciliario de simples sospechosos.
 
El dramaturgo no ha sido tampoco indulgente con los críticos teatrales. En una reciente entrevista, los calificó de "innecesarios": "No necesitamos críticos para enseñar a pensar a las audiencias".