El Programa de Diabetes reportó 31 casos nuevos en el 2004. La incidencia se concentra entre los 5 y 14 años.

La mal nutrición y los cambios en el estilo de vida empiezan a traer complicaciones en la salud de los niños y jóvenes. La influencia de grasas saturadas ha dado paso a afecciones crónicas que antes solían presentarse pasados los 30 años.

La diabetes, una enfermedad crónica que impide al organismo metabolizar carbohidratos, proteínas y grasas, es una muestra de ello.

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El médico Marino Tagle, director del posgrado de Endocrinología de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Guayaquil, indica que antes la mayoría de casos de diabetes en niños eran de tipo 1, aquella en la que el páncreas no produce insulina y la glucosa no puede penetrar en las células del cuerpo. Sin embargo, ahora en los nuevos reportes se evidencia la tipo 2.

“En Ecuador los casos de tipo 2 (en menores) están empezando a aparecer, pero el hecho de que exista un incremento en la obesidad está haciendo que se vean ciertos casos y que vaya en aumento”.

En la diabetes tipo 2 aunque el páncreas produce insulina, no lo hace en cantidades apropiadas para mantener los niveles de glucosa en la sangre.

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Él indica que la situación se da como una epidemia en todo el mundo y se explica por dos aspectos: el componente genético y factores ambientales, como sobrepeso y obesidad, ocasionados por un exceso de alimentos ricos en calorías.

En ello coincide su colega José Delgado Álvarez, asesor de la Subsecretaría de Salud y encargado del programa regional de diabetes. Explica que, por un lado, se observa un incremento de la diabetes tipo 1, que es más frecuente en niños, y por otro, la aparición de la tipo 2 en menores y adolescentes, lo que representa “un un cambio epidemiológico significativo” en la ciudad.

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De los 3.790 casos que el Programa regional de Diabetes registró el año pasado, 31 son de niños de 0 a 14 años. La incidencia se concentra entre los 5 y 14 años, aunque no se espeficó de qué tipo.

Delgado señala que aunque aún es enorme la diferencia entre casos de adultos y niños, la variación puede representar un riesgo de tener las complicaciones de la enfermedad a más temprana edad.

El problema con la diabetes tipo 2 en menores es que no presenta mayores síntomas y puede pasar inadvertida.

La endocrinóloga Dayse Chusán, tratante del hospital del Niño, indica que la afección se puede presentar en el niño flaco o en el obeso y que en este último caso, como se cree que está bien alimentado, no se consulta al médico.

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La que se detecta y evidencia mayormente en el hospital es la tipo 1 porque los menores llegan con los síntomas. “Vienen con cetoacidosis, que es la complicación aguda de la diabetes, con pérdida excesiva de líquidos, acidosis metabólica, dificultad para respirar”.

En este caso, el niño requiere de insulina de por vida.

La endocrinóloga Leonor Torresano dice que la tipo 1 se presenta porque el niño nació con predisposición genética debido a trastornos en un cromosoma. Y esto, unido a infecciones virales severas, desencadenan la enfermedad.

Pero el riesgo es igual para ambas si no se controlan: pueden producir retardos de crecimiento, daños en retina, riñones y hasta la muerte.

Qué hacer

Precaución
La diabetes tipo 1 no se puede prevenir porque la persona nace con el predisponente genético que la desarrolla. Sin embargo, indica la doctora Leonor Torresano, depende del buen tratamiento que se tenga evitar las complicaciones de la enfermedad, como la retinopatía, la nefropatía o neuropatía diabética.

Alimentación
La diabetes tipo 2 es prevenible porque uno de sus detonantes es la malnutrición. El médico Marino Tagle indica que la clave está en evitar la ingesta de alimentos ricos en calorías y grasas saturadas para no llegar al sobrepeso y la obesidad. También es necesario la práctica de ejercicio para no propender al sedentarismo.

Comida
Tagle señala que el problema es que los niños y adolescentes comen comida chatarra rica en calorías, cuando se debe impulsar el consumo de hortalizas, frutas y vegetales.

Tratamiento
En el caso de la diabetes 1, el único tratamiento es la insulina. En la tipo 2, se emplean drogas orales para el control del azúcar, aunque lo más importante –dice– es fomentar estilos de vida saludable: una dieta que le permita al niño crecer normalmente, sin sobrepeso.