La decisión de Juan Pablo II de  presentarse fue tomada a último momento, según  fuentes vaticanas.
 
A pesar que no estaba previsto ni tenía permiso médico para hacerlo, el papa Juan Pablo II impartió ayer la bendición apostólica de los domingos desde su ventana en el hospital Gemelli.

Fieles y periodistas en las afueras del centro asistencial se quedaron sorprendidos cuando vieron al Pontífice asomarse por la ventana durante dos minutos y hacer el gesto de la bendición.

Un debilitado Papa apareció inesperadamente el domingo en su ventana del hospital Gemelli de Roma, tranquilizando a los católicos de todo el mundo mientras un cardenal presidía en el Vaticano por primera vez la bendición semanal.

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Con aspecto agarrotado y delicado, el Papa de 84 años apareció durante unos 2 minutos, saludó dos veces con las ventanas cerradas y haciendo la señal de la cruz, antes de que sus ayudantes retiraran su silla de ruedas.

El fotógrafo oficial del Papa, el célebre Arturo Mori, quien está en el apartamento papal, inmortalizó el momento.

Un pequeño grupo de personas que estaban en el exterior, rompió a llorar cuando vieron al Pontífice. “Juan Pablo II, no nos abandones”, pidieron más de 300  jóvenes reunidos ante el hospital.

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El rezo del Ángelus normalmente se realiza donde se encuentre el Papa en la noche del domingo. La ausencia de Juan Pablo II es la primera en sus 26 años de pontificado.

También es la primera vez que aparece en público desde que fue ingresado el jueves en el hospital debido a problemas respiratorios que desembocaron en una traqueotomía.

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Minutos antes, el arzobispo argentino Leonardo Sandri sustituía a Juan Pablo II en la Plaza de San Pedro y bendecía “en nombre del Papa”.

El Pontífice no apareció hasta que Sandri terminó: una decisión tomada claramente para diferenciar ambos hechos.

En el mensaje leído por Sandri, el Papa agradeció al mundo la preocupación por su estado de salud y pidió a los fieles que recen por él. “El clima de cuaresma que estamos viviendo, nos ayuda a comprender el valor del sufrimiento de un modo u otro, porque nos toca a todos”, escribió.

“Quiero que este mensaje de consuelo y esperanza llegue a todos,  especialmente a los que atraviesan momentos difíciles, a los que sufren con el  cuerpo y con el alma”, aseguró el Pontífice en su mensaje.
 
 

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