Reseñamos a continuación la entrega de los Oscar, que ocurrirá esta noche:

El premio al mejor actor fue para el protagonista del El Aviador. ¡Qué película! Mantiene al espectador en suspenso, porque El Aviador casi se cae una cantidad de veces, pero al final logra mantenerse en vuelo.
Rasante, pero vuelo al fin. Bueno, de cuando en cuando se da unos buenos tortazos contra el planeta, pero sobrevive, aunque al final se vuelve neurótico, excéntrico y, como ya era millonario de lo tanto que había volado, se recluye en su hacienda La Descansócrata. Súper emocionante es el filme, para qué les mintiera.

El protagonista asistió a la gala bien abrigado con un chaleco y una frazada antibalas. El público creyó que era porque estaba con gripe, pero él explicó que se puso esas prendas porque fueron las que le salvaron en su último aterrizaje forzoso en el que casi se cae, pero no del avión, sino del balcón. Chuta, ¡cómo le pifiaron! Entonces acusó de miserables a todos los que no habían querido volar con él en su avión, bautizado como Dictócrata I. Lo horrible fue que, como ya sabía que iba a ganar el Oscar, había contratado a un grupo de bailarinas semidesnudas, a cuyo ritmo él también se puso a bailar, lo que originó nuevas rechiflas del público y más gritos de ¡Payaso! ¡Aprende a ser aviador y no bailador!, y otras frases así, que casi terminan con la ceremonia.

De ahí anunciaron el Oscar al mejor reparto, que fue también para el filme El Aviador, y recibieron la estatuilla dorada todos los del reparto: los que en la película se repartieron hasta las bujías del avión.
Arrancharon todo, con el pretexto de que si no agarraban ahora no agarraban nunca. Con semejante reparto sí merecían el Oscar, para qué también.

El premio al mejor guión también fue para El Aviador. Es que ¡qué guión! Se va armando poco a poco la trama, hasta que se completa. La única pena fue que el guionista no pudo estar presente en la entrega, porque vive en Panamá, el pobre, exiliadito. Pero se proyectó un corto que se llama Déjenlo volver, bien emotivo. Y después apareció un representante suyo para llevarse el premio. Y si no le sacan del escenario no se lleva solo el premio, sino todo. Hasta las cortinas.

El premio para el mejor actor secundario fue para un bien secundario que actúa en Millon Dolar Baby. Uh, mucho más de un millon dollar tiene ese y con esa plata no solo paga la película y compra extras, sino buses para llevar a los extras, y comida para los extras. Horrible actor es. Cuando recibió la estatuilla dijo que iba a intervenir en la Fundación Hollywood. Casi le linchan, pero por suerte salieron a defenderle los cinco mil extras propios que llevó en sus buses, y le salvaron.

El Oscar al mejor dibujo animado extranjero fue para la cinta El Pichicastro. ¡Qué dibujo animado que es ese! Apenas le dibujan, él se anima y se pone a hacer todo lo que su dibujante quiere. Al recibir el premio confesó que lo que más le gusta del cine es cuando el director grita ¡Corte! Después, emocionadísimo, juró que seguirá animando con órdenes de prisión a los enemigos de su dibujante, a quien debe todo.
Bueno a otras partes también debe, pero a esas no les paga. Por último, con lágrimas en los ojos, exclamó: ¡Lo haré volver!
The end.