Las revelaciones de que Irán planifica desde hace 18 años fabricar armas nucleares han agitado en EE.UU. el debate sobre ese país, a pesar de que el presidente George W. Bush afirma que no tienen intenciones de usar la fuerza contra Teherán.
 
En los últimos días el contencioso con Irán ha cobrado fuerza en la política internacional estadounidense, mientras la Casa Blanca ha reforzado sus gestiones diplomáticas para intentar persuadir a Teherán de que abandone sus planes nucleares armamentistas.
 
Bush resaltó el pasado 18 de febrero que no tiene intención de usar la fuerza para poner fin al programa nuclear de Irán, pero matizó que "nunca quieres que un presidente diga nunca".
 
En varias entrevistas con medios de prensa europeos, previas a su gira de la semana pasada por Bélgica, Alemania y Eslovaquia, el presidente de EE.UU. señaló que sigue pensando que la diplomacia debe ser la vía para solventar la disputa.
 
En medio de las gestiones diplomáticas, que cuentan con el pleno respaldo de los países europeos, la prensa de EE.UU. informó hoy de que el científico paquistaní Abdul Qader Khan había ofrecido ayuda a Irán en 1987 para el desarrollo de su programa de producción de armas nucleares.
 
De momento, no hubo comentarios de la Casa Blanca sobre esas revelaciones.
 
La oferta de Khan, que lideró el programa nuclear de Pakistán hasta que se vio inmiscuido en problemas de suministro ilegal de tecnología nuclear a terceros países y fue cesado por su Gobierno hace un año, fue presentada a los iraníes por algunos de sus allegados, según informa hoy el diario "The Washington Post".
 
Existen algunas pruebas de que Teherán pudo haber usado la oferta de Khan como una guía para efectuar sus compras de material necesario para la fabricación de armas nucleares, de acuerdo a las fuentes citadas por el diario.
 
Las autoridades de Irán sostienen, sin embargo, que sus esfuerzos en este campo están destinados únicamente a la producción de energía nuclear.
 
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha dicho que sus inspectores no han hallado pruebas en suelo iraní de que esté en marcha un programa de armas nucleares.
 
Bush ha indicado que Washington apoya las conversaciones que realizan con Teherán el Reino Unido, Francia y Alemania para el envío de inspectores internacionales a las instalaciones nucleares iraníes, pero no quiere participar directamente.
 
El Gobierno de Estados Unidos es partidario de que el contencioso nuclear iraní sea planteado ante el Consejo de Seguridad de la ONU en caso de que fracasen las negociaciones de esos tres países europeos.
 
Mientras tanto, algunos senadores estadounidenses han insistido en que se agote la vía diplomática en los intentos por convencer a Irán sobre la necesidad de desistir de sus planes nucleares.
 
El senador republicano John McCain y su colega demócrata Hillary Clinton dijeron en entrevistas en la televisión en los últimos días que, antes de dar una respuesta militar, primero debe recurrirse a la vía diplomática y a las sanciones económicas de ser necesario.
 
McCain, que es miembro del Comité de las Fuerzas Armadas del Senado, pidió hoy que EE.UU. presione para evitar la presencia de Rusia en la próxima cumbre del G-8 (los siete países más industrializados del mundo más Rusia), en respuesta al acuerdo firmado hoy en Teherán por altos funcionarios rusos e iraníes.
 
Irán y Rusia firmaron un acuerdo por el que Moscú suministrará combustible nuclear necesario para la puesta en marcha de la planta de Bushehr.
 
Durante una comparecencia ante la cadena de televisión estadounidense Fox, McCain puso hoy de relieve que el último paso ruso (la firma del acuerdo de combustible nuclear) afecta las gestiones estadounidense para que los iraníes desistan de su supuesto programa de armas atómicas.
 
Para este senador, Estados Unidos debería apoyar a sus aliados europeos en su oferta de incentivos para que Irán deseche cualquier actividad destinada a la fabricación de este tipo de armas.
 
Sugirió que Europa también tenga en mente la aplicación de sanciones a los iraníes a través de la ONU, en caso de que mantengan su programa atómico.