El gobierno colombiano autorizó ayer a Francia para que  gestione ante las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) la liberación de Ingrid Betancourt, en una señal que reactiva la opción de un canje de rehenes por rebeldes presos, pero que a la vez  evidencia las contradicciones de Bogotá en el tema.

El embajador colombiano en París, Miguel Gómez, reveló el viernes que emisarios franceses han sostenido contactos en el sur del país con el líder  rebelde Raúl Reyes en favor de la entrega de la ex candidata presidencial, con el conocimiento de Bogotá.

Gómez señaló que según Francia en esas gestiones sirvió de intermediario hace unos meses el llamado canciller de las FARC Rodrigo Granda –detenido en Caracas y recluido en Colombia–, en contradicción con lo dicho por las autoridades colombianas que en su momento desmintieron tal participación.

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El tema sobre el canje humanitario volvió a ser motivo de discusión en Colombia a propósito del tercer aniversario del secuestro de Betancourt el  pasado miércoles.

Al agradecer las gestiones de Francia, los familiares de la dirigente consideraron ayer que el hecho representa una “señal de esperanza”, aunque lamentaron la actuación del gobierno colombiano, que a su juicio intenta eludir su obligación a expensas de Francia.

Yolanda Pulecio, madre de la dirigente, afirmó que lamentaba que el presidente de Colombia, Álvaro Uribe “intente lavarse las manos como Pilatos”.

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Uribe ha recalcado que solo accederá a un acuerdo cuando las FARC acepten entregar a un primer grupo de rehenes.