Muy pocos lo conocen y se llega a él por referencias de persona a persona. Algunos habitantes del lugar prefieren que sea así para evitar la contaminación, la basura y que llegue la delincuencia.

Sin embargo, otros quieren que el lugar se promocione para que lleguen más turistas y así más ingresos, “porque la pesca está mala y hay que buscar de qué vivir”, dicen.

Así permanecen los 500 metros de playas limpias del Varadero de Data de Posorja,  donde paradójicamente y en contradicción con su nombre no hay ninguna embarcación acoderada.

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Sus calmadas aguas, el fresco clima y la amabilidad de sus pobladores hacen que este pacífico balneario, , ubicado a 12 kilómetros del cantón Playas, se convierta cada vez más en un destino turístico, especialmente de gente que arriba desde Guayaquil.

Los visitantes, que llegan en toures y vehículos particulares, coinciden en que huyen del bullicio de los grandes balnearios.

Al pie de la playa se ubican 22 cabañas, que pertenecen a la Asociación de Servidores Turísticos de Data de Posorja. En ellas los turistas disfrutan de la comida típica, como cebiches, pescaso, arroz marinero y almuerzos preparados a base de mariscos, cuyos precios no sobrepasan los $2.

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Unidad
“Todos cobramos lo mismo, nuestros precios son unificados y nadie puede alterarlos, pues será separado de la Asociación”, dice su presidente Ismael Ramos. De la limpieza nos encargamos todos y hasta de la seguridad, añade.

Antes de las cabañas están unas 50 carpas, donde los turistas se protegen del sol, desde ahí y sin necesidad de levantarse, observan la isla Puná que luce todo su esplendor en días soleados y ven muy cerca pasar los grandes barcos mercantes, que ingresan o salen del golfo de Guayaquil, así como los barcos pesqueros y los pequeños botes que realizan faenas de pesca.

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“Es un hermoso paisaje como para pintarlo”, dice Javier Galarza, que junto a su esposa Johvanna y seis miembros más de su familia, llegaron al balneario por referencias de amigos de Posorja.

“Me gusta por la tranquilidad y la comida barata y fresca”, señalan los esposos Abel Párraga y Rosa Requena, quienes disfrutan del paisaje desde un pequeño acantilado.

Para llegar a este lugar, en la terminal terrestre de Guayaquil se toman los buses de la cooperativa de transportes Posorja, el pasaje cuesta $ 2,65.

Mientras que en Playas se toma la cooperativa Nueve de Marzo y el boleto vale 30 centavos.

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BALNEARIO

PRECIOS
El ceviche cuesta $ 2, el arroz con pescado $ 1,50, al igual que un almuerzo. Hay tres baterías higiénicas puestas por los comerciantes.

SEGURIDAD
La realizan dos policías y dos marinos, que cuidan por la seguridad de los turistas.

ESTACIONAMIENTO
Hay un parqueadero para 30 buses y 60 carros pequeños.

ASFALTO
Los moradores piden que el municipio de Guayaquil, les asfalte la vía de ingreso al balneario que es un tramo de 500 metros, igualmente piden la iluminación de la playa y la construcción de un malecón.

CABAÑAS
La única música que se escucha en el lugar proviene de la cabaña de Julio Chalén, un nativo del lugar que puso la primera cabaña, cuyo local es el ultimo de la playa.

BAILES
En esa cabaña los turistas y nativos del lugar bailan y toman cerveza hasta las 18h00.

ADVERTENCIAS
Con micrófono en mano Chalén pide a los comerciantes que mantengan respeto por los turistas.

ADVERTENCIAS
Según los moradores, hay cabida para 4 mil turistas.