Según estudio realizado en Barcelona, España, la participación de la empresa privada en la concesión de servicios públicos está sujeta al cambio radical que se persigue principalmente por el cedente, o sea el Estado ecuatoriano.

De varias formas la empresa privada pueda participar, desde un contrato de gestión, pasando por concesión con inversión, y llegando a que el concesionario construya, opere y transfiera la competencia en un plazo determinado.

Conforme a manuales del Banco Mundial sobre causas principales de los fracasos en privatización de servicios, eso se debe a “la combinación de factores relacionados con la falta de saneamiento de empresas; baja capacidad técnica para definir negocios; problemas de transparencia; no distribución adecuada de riesgos cambiarios, comerciales, sectoriales, del grupo país; hechos políticos indeseables”.

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En el caso de Guayaquil, se concluyó que la conexión conveniente era la concesión con inversión. Se convocó a grandes operadoras mundiales de estos servicios, que se ocuparon de la primera concesión similar realizada en Buenos Aires, Argentina. Los grandes operadores mundiales son: Generale de Sox y Agbar (Aguas de Barcelona). En la licitación de Guayaquil no participó ninguna operadora señalada; ganó la licitación internacional y concesión la operadora International Water Services, cuyo nombre aparece en las planillas actuales en miniatura, porque la que se ocupa de todo se denomina Interagua.

El servicio técnicamente se compone del ingreso del agua y su evacuación. Diariamente ingresan 1’200.000 m³ de agua a las plantas de tratamiento en La Toma. Los registros de la ciudad indican que el servicio de alcantarillado alcanza apenas al 32%. Se deducen por el 68% del agua que ingresa a la urbe, se infiltra en el subsuelo como aguas negras nocivas. O sea, Guayaquil es una ciudad peligrosa para la salud.

La obra de Interagua o de International Water Services, todavía no se observa porque según el contrato de concesión, la empresa tiene cinco años para determinar la conveniencia o no de la cosa contratada. De los supuestos mil millones de dólares que la empresa debe invertir durante los 30 años, debería fijar mínimo un 30% para los primeros cinco años, período que se denomina de potenciación de la concesión, con la decisión de cambiar lo malo que era el servicio por otro mejor. Si no, no tendría objeto haber llegado a la concesión del servicio.

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Ante este período de prueba, el Alcalde de la urbe ha decidido menguar la responsabilidad de Interagua quitándole tres grandes sectores donde proyecta realizar obras de alcantarillado pluvial y sanitario. Magnífico; los guayaquileños no podemos seguir esperando impávidos hasta que la empresa decida actuar después del próximo quinquenio. Debe la Municipalidad tomar la rienda de todo el servicio para que mejore.

Ing. Walter Wiesner Falconí
Guayaqui