Me refiero al caso específico de las Dolores, como cariñosamente se las denomina. Cada día miércoles, frente al Palacio de Justicia, ellas presentan su reclamo. Cada miércoles nos recuerdan que el Estado tiene una terrible cuenta pendiente con ellas; ¿pero solo con ellas? ¡Definitivamente no!

La deuda de justicia que el Estado ecuatoriano tiene es  con la ciudadanía toda, con la humanidad. En este horrendo caso no se admite la mínima duda de quiénes son realmente los culpables.

Y, ¿quiénes son los culpables de que el crimen pretenda quedar en la impunidad? ¿El Gobierno? ¿Los jueces? ¿La Policía? Fundamentalmente, los responsables somos nosotros, los ciudadanos.

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Nuestra actitud silente frente a tal ignominia, debe avergonzarnos.

No caigamos en el error de pensar, “como no fue a mí, no es conmigo”. Recordemos que las víctimas pudimos ser cualquiera de nosotros,  de nuestros hermanos, hijos, nietos, padres o amigos.

Apoyemos a las Dolores hasta que se haga justicia. Aquella justicia que no es una “dádiva” del Gobierno, sino su deber y nuestro derecho. Hagamos nuestro el dolor de las Dolores.

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Reclamemos por ellas y por nosotros. Reclamemos siempre que se cometan injusticias, sin importar quién sea la víctima. El miércoles 2 de marzo estaremos con ellas. Organicémonos para que cada miércoles muchos ciudadanos las acompañemos. Hay que hacerlo por responsabilidad ciudadana. Pensemos si las víctimas hubieran sido de nuestra familia; ¿cómo quisiéramos que los demás ciudadanos reaccionaran?

Paquita Calderón Acosta
Guayaquil