La frecuente actividad sísmica que se registra desde el pasado 20 de enero en un sector del Océano Pacífico, frente a las costas de Ecuador, disminuyó su intensidad en las últimas tres semanas, pero mantiene su energía potencial.
 
Así lo anunció este viernes el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional en un último informe que detalla la ausencia de temblores importantes en los cuatro últimos días.
 
El informe recuerda que entre el 20 de enero y el 5 de febrero se registraron más de 360 seísmos con magnitudes superiores a los 4 grados de intensidad en la escala abierta de Richter.
 
El sector donde se detectó ese "enjambre sísmico" se localizó en el mar a unos 60 kilómetros al oeste de la ciudad portuaria de Manta, en la provincia tropical de Manabí.
 
Los temblores no causaron víctimas, pero se reportaron algunos daños menores en varias viviendas del sector de Puerto López, una de las zonas más afectadas por los seísmos.
 
El temblor más fuerte registrado en la zona se produjo el pasado 24 de enero, con una magnitud de 6 grados, y que incluso fue sentido en Quito, la capital del país situada en los Andes a 360 kilómetros al este del epicentro.
 
El "enjambre sísmico" se produce por el denominado efecto de subducción en el lugar en el que chocan la placa geológica marina de Nazca y la plataforma continental sudamericana, que se incrustan entre sí a una velocidad de 8 centímetros por año.
 
Según el Geofísico, los enjambres sísmicos "no tienen un patrón de comportamiento que indique cómo empiezan o cómo y cuándo terminan".
 
"Sin embargo -añade el informe- en caso de continuar la tendencia observada durante las últimas tres semanas, la actividad del enjambre sísmico sería cada vez más esporádica hasta alcanzar nuevamente los niveles normales de sismicidad de la zona, establecida en hasta cinco eventos por encima de 4 grados al mes".
 
Además, destaca que algunos segmentos de la zona de subducción frente a las costas "siguen sin mostrar actividad sísmica durante este período, y por tanto continúan acumulando energía en un proceso de largo plazo, hasta que dicha energía venza la resistencia de las fuerzas de rozamiento que mantienen" las dos placas geológicas.
 
El Geofísico precisa que, a largo plazo, ese proceso terminará por liberar la energía acumulada de forma violenta, "mediante terremotos importantes".
 
"El último gran terremoto ocurrido en el segmento norte del enjambre fue hace 62 años, en 1942, mientras que en el segmento sur no se tiene conocimiento de grandes terremotos en el siglo XX", indica el informe al comparar el tiempo en que podría desarrollarse un gran seísmo en la zona de subducción ecuatoriana.