Los inmigrantes en EE.UU. suman más de 34 millones, lo que representa el 12% de la población y, según un estudio que divulgó ayer la Oficina del Censo, los recién llegados tienen mayor nivel de educación.

Otro 11% de la población, esto es 30,4 millones de personas, son la “segunda generación”, es decir personas que  nacieron en EE.UU. y uno de sus padres o ambos son extranjeros.

Los inmigrantes desde América Latina son el 53% del total, los de Asia el 25%,  de Europa el 14% y de África y otras regiones el 8%.

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El seguimiento que la Oficina del Censo hace de los inmigrantes en su aventura estadounidense refleja que hay un rápido progreso en materia de educación, ingresos y situación socioeconómica.

Los datos del 2004 muestran que entre los recién llegados el 27% tenía estudios de secundaria o títulos universitarios, pero entre los de “segunda generación” –los hijos de inmigrantes– esos logros habían subido al 31%.

Entre los recién llegados, el 12% vivía en hogares con ingresos anuales inferiores a los 15.000 dólares, que marca en EE.UU. la línea de la pobreza. Ya en la segunda generación ese indicador de pobreza había bajado al 7%.

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El 44% de los recién llegados vivía en hogares con ingresos superiores a los 50.000 dólares al año, y en la segunda generación la proporción ha crecido al 52%.

El sueño americano de la casa propia también se hizo presente. Los datos del 2004 muestran que entre los inmigrantes de primera generación el 56% era propietario de su casa, pero entre los hijos de inmigrantes la propiedad de la vivienda llegaba al 80%. El promedio nacional en EE.UU es del 70%.

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“El nivel actual de inmigración es significativamente más alto que el nivel histórico promedio”, dijo Steve Camarota, director del Centro para Estudios de Inmigración (CIS, en inglés).