En la formación personal del carácter y las buenas costumbres, qué importante es contar con la afectuosa guía de padres, familiares, maestros y amigos que nos proponen metas, refuerzan aciertos y señalan errores.

La ausencia de proyectos de vida suele ser común entre los seres humanos, tal vez le ocurrió a usted. Por eso son importantes las convivencias, retiros y ejercicios espirituales cuando estos sugieren una definición personal frente a futuro.

Convertirse en juez de sus propios actos no es simple, pues la conciencia recta, como guía a la perfección, a veces se deteriora y se vuelve laxa y complaciente. Por eso el parecer de los demás, respecto de nuestra conducta, puede ser significativamente importante, en mayor o menor grado, según la intención o el interés de quien lo manifiesta.

No olvidemos que las otras personas nos ven desde una perspectiva diferente y pueden percatarse de cuestiones desapercibidas por nosotros o también hacer interpretaciones equivocadas, si no conocen nuestras interioridades.

La crítica, que debe recibirse según de quien venga, como afirma la sabiduría popular, no debe pasarse por alto sin ser analizada, ya que podría contener algo importante que nos lleve a un cambio positivo.

En todo caso, estimo que para tener un juicio más cabal de nuestras acciones, es bueno contar con nuestra conciencia y también con criterios ajenos.

Cualquier error identificado debe ser corregido: como cuando nos enseñaron aseo en la casa, operaciones aritméticas y ortografía en el colegio, reglas de honor en las canchas deportivas, honestidad y lealtad en el trabajo.

Terrible es persistir en los errores, aunque aparentemente jueguen a nuestro favor, pues la historia avanza y cada uno de nosotros es y seguirá siendo juzgado por los que están y los que vendrán, nos guste o no nos guste. Por eso es sabio enmendarlos y no repetirlos.

Si fuéramos coherentes los que nos decimos cristianos, recorriendo el camino hacia la perfección que nos marcó Jesús, deberíamos sacar provecho de cada crítica, particularmente de las constructivas.

Conocer el error y persistir en él sin rectificar no me parece apropiado.
¿Qué piensa al respecto?

¿Sería tan amable en darme su opinión?