Los trabajadores cubanos del sector turístico limitarán sus contactos con extranjeros y tendrán que estar vigilantes e informar de hechos y actitudes "lesivas" para la revolución, según un nuevo reglamento del Ministerio de Turismo.
El "Reglamento para la Relaciones con el Personal Extranjero en el Sistema de Turismo", firmado por el ministro del ramo, Manuel Marrero, regula las relaciones entre el personal cubano y los extranjeros bajo "principios éticos, morales y profesionales".
 
Los trabajadores "limitarán" sus relaciones con extranjeros "a las estrictamente necesarias", y deben guiarse por la "fidelidad" a la patria, a la legalidad socialista y a la política del gobierno, informa el nuevo reglamento.
 
Deben también "mantener permanente vigilancia contra todo hecho o actitud lesiva a los intereses del Estado" y "comunicar de inmediato al nivel correspondiente, las acciones o hechos que puedan atentar contra la dignidad, la seguridad y los principios de nuestra Revolución", señala el artículo uno de la resolución.
 
El trabajador debe "ser discreto y racional en la transmisión de información a su alcance" y, durante un proceso de negociación o colaboración con extranjeros, debe adquirir "la información requerida sobre las personas naturales o jurídicas interesadas en realizar negocios o colaboración en Cuba".
 
Además, "deben abstenerse de difundir, propagar o emitir criterios que vayan en detrimento del prestigio del país".
 
Desde la entrada en vigor del reglamento, el 19 de febrero, los empleados deben informar a su jefe, en un plazo no superior a las 72 horas, de "cualquier contacto" que pretenda socavar "su prestigio y moral revolucionarias".
 
En la misma línea, la resolución ordena que las reuniones de negocios con extranjeros se lleven a cabo en presencia de un testigo, y no se celebren en hoteles o instalaciones pagadas por extranjeros.
 
Durante estas reuniones, los cubanos tendrán que hacer prevalecer las líneas políticas, económicas y sociales del Gobierno de Cuba.
 
Las invitaciones a comidas y otras actividades sólo se aceptarán cuando estén relacionadas con el trabajo y deben ser previamente autorizadas.
 
También requieren aprobación previa, y por escrito, las invitaciones a extranjeros para visitar las casas de funcionarios y dirigentes cubanos.
 
El texto deja claro que los cubanos deben "practicar la austeridad, no abusar del poder ni hacer uso indebido de los recursos puestos a su disposición".
 
Deben rechazar atenciones de los extranjeros y, en caso de recibir regalos, entregarlos al jefe de entidad, que decidirá su destino, salvo cuando se trate de equipos electrónicos y de vídeo, que "serán destinados a uso común dentro del Ministerio".
 
El tema de los regalos parece preocupar al ministro de Turismo, porque ocupa uno de los diez capítulos de la resolución, continúa el reglamento.
 
El texto prohíbe a los trabajadores aceptar dinero en efectivo, cheques y tarjetas de crédito y establece que el ministro debe aprobar los casos en que "excepcionalmente" resulte conveniente hacer algún obsequio a un extranjero.
 
El envío de felicitaciones a diplomáticos por Navidad requerirá también autorización previa y se efectuará a través del Ministerio de Relaciones Exteriores.
 
Funcionarios del Ministerio de Turismo rechazaron comentar el contenido de la resolución que, según directivos de empresas hoteleras, ya ha sido explicado a los trabajadores.
 
Un empleado del sector hotelero, que prefirió el anonimato, manifestó su "disgusto" por estas medidas, que consideró "una vuelta de tuerca a los anticuados controles de los años setenta que pensábamos habían pasado ya a la historia".
 
El turismo, convertido en motor de la economía cubana, da empleo directo o indirecto a cerca de 200.000 personas y generó ingresos próximos a los 2.000 millones de dólares el pasado año.