El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y el canciller alemán, Gerhard Schroeder, dejaron a un lado este miércoles sus diferencias sobre Iraq y advirtieron a Irán acerca del desarrollo de armas nucleares.
 
"Es vital que los iraníes escuchen hablar al mundo con una sola voz de que  no deberían tener armas nucleares", dijo Bush en Alemania, segunda etapa de su  gira europea de cuatro días destinada a restaurar los vínculos transatlánticos  tras la crisis de Iraq.
 
"Estamos absolutamente de acuerdo en que Irán debe decir que no a cualquier  tipo de armas nucleares, punto", dijo Schroeder a través de un intérprete en  una rueda de prensa conjunta tras reunirse a puerta cerrada con su huésped.
 
Paralelamente, Bush trató de tranquilizar los temores europeos sobre un  posible plan de usar la fuerza militar contra Irán, indicando que "todas las  opciones están sobre la mesa", pero insistiendo en que "la diplomacia sólo está  empezando" y que "Irán no es Iraq".
 
Estos comentarios se produjeron después de que el ministro de Relaciones  Exteriores iraní, Kamal Jarazi, indicó este miércoles que Teherán estaba  decidido a seguir adelante con el enriquecimiento de uranio, que puede ser un  paso clave hacia el desarrollo de armas nucleares.
 
"Estamos decididos a continuar el enriquecimiento y otros no pueden  pararnos", dijo a la prensa al regresar de un viaje a India e instó a los  europeos a dar "pasos serios" en las negociaciones con Teherán sobre las  ambiciones nucleares iraníes.
 
Gran Bretaña, Francia y Alemania lideran los esfuerzos diplomáticos para  convencer a Irán de que abandone permanentemente su programa de enriquecimiento  a cambio de una serie de beneficios políticos y económicos.
 
Irán aceptó suspender temporalmente el enriquecimiento de uranio durante  sus negociaciones con los europeos para calmar las preocupaciones occidentales  sobre sus actividades.
 
Irán siempre ha negado categóricamente estar desarrollando un programa de  armas nucleares y Jarazi dijo este miércoles: "No pueden hacer nada con  intimidaciones, amenazas y presión".
 
Por otra parte, Bush reiteró que Siria debe retirar sus tropas y los  "servicios secretos" de Líbano y que esperará la respuesta de Damasco antes de  buscar nuevas sanciones en la ONU.
 
"Vamos a ver cómo responden antes de iniciar nuevas discusiones sobre un  regreso ante las Naciones Unidas", declaró el presidente norteamericano.
 
Bush agregó que Damasco no debe tratar de influir las próximas elecciones  legislativas en Líbano.
 
En cuanto a Iraq, Bush y Schroeder parecen decididos a olvidar sus  diferencias sobre la guerra y a cooperar en la construcción de la democracia en  ese país después de las elecciones del 30 de enero.
 
"Aprecio sus amables palabras sobre Iraq y la necesidad de olvidar nuestras  diferencias pasada y centrarnos en la gente de ese país", dijo Bush.
 
El mandatario norteamericano señaló que Alemania había firmado para ayudar  a Iraq a través de una condonación de su deuda y otras medidas, y se esforzó  por minimizar el rechazo de Berlín a enviar tropas o entrenar fuerzas de  seguridad en el territorio iraquí.
 
"Entiendo totalmente las limitaciones" que enfrenta Alemania, dijo antes de  agregar que las contribuciones del país anfitrión eran "no limitadas, sino  importantes".
 
Cuando se le pidió que evaluara las relaciones germano-estadounidenses casi  16 años después de que su padre calificara a Estados Unidos y Alemania de  "socios en liderazgo", Bush declaró: "Necesitamos socios y Alemania es un  socio. Compartimos los mismos objetivos".
 
El dirigente norteamericano afirmó igualmente que hizo de la paz en Oriente  Medio el principal objetivo de su segundo mandato, y Schroeder elogió el  "fuerte compromiso" norteamericanos para poner fin al conflicto  israelo-palestino.
 
"Han aumentado las esperanzas de solución gracias a los esfuerzos de  Estados Unidos", declaró el canciller alemán.
 
Por último, los dos dirigentes firmaron una declaración conjunta para  promover la protección medioambiental, principalmente en los países en  desarrollo, otro de los diferendos de las relaciones transatlánticas.