El Parlamento palestino no apoyó al primer ministro, Ahmed Quorei, y aplazó votar por el nuevo Gobierno.

Israel puso en libertad ayer a 500 prisioneros palestinos en la más grande excarcelación masiva en casi una década, un gesto que busca impulsar el acuerdo del cese del fuego con el nuevo presidente palestino, Mahmoud Abbas.

Pero a pesar de las imágenes de prisioneros sonrientes que realizaban señales de la victoria, Abbas enfrenta una crisis política. Legisladores opuestos a la conformación de su nuevo gabinete obligaron a postergar una votación para ratificar su nuevo gobierno.

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Cuatro mil policías israelíes se desplegarán en la Franja de Gaza en previsión del desalojo de los 21 asentamientos judíos existentes en esa zona y para evitar que radicales nacionalistas perjudiquen la evacuación.

La medida la anunció ayer el jefe de la Policía israelí, Moshé Karadi, luego de que el domingo el Ejecutivo israelí respaldó la evacuación militar y colonial de la Franja de Gaza y de cuatro asentamientos en el norte de Cisjordania, que se prevé comience en julio próximo.

Mientras tanto, Israel liberó ayer a 500 reos palestinos como gesto de confianza hacia la Autoridad Nacional Palestina destinado a favorecer el relanzamiento del proceso de paz.

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El grupo Yihad Islámica consideró ayer “un gran logro” la liberación, pero se lamentó de que la excarcelación no incluyera a menores de edad, mujeres, o prisioneros condenados a largos periodos de cárcel y resaltó que aún haya otros 8.000 prisioneros.

Además el movimiento Al Fatah exhortó a Israel a estudiar una solución global a la cuestión de los deportados palestinos y criticó la decisión de continuar con la construcción del muro de separación en tierras de Cisjordania.

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Pero los colonos israelíes anunciaron ayer su  firme determinación de impedir la aplicación del plan de retirada de la Franja  de Gaza.

El rabino Yehiel Elnekaveh subrayó que la retirada es contraria a la Tora, “que obliga a los judíos a conservar Eretz Israel (en las fronteras bíblicas) y a no evacuar a los judíos de sus hogares”, mientras asociaciones de rabinos y colonos afirmaron que la “Halacha (tradición religiosa judía) establece que no se debe obedecer a un rey que actúe contra la Tora”.

Además, los elementos más radicales de la derecha nacionalista israelí han llamado a que los militares desobedezcan las órdenes de evacuar a los colonos y amenazaron de muerte al primer ministro israelí, Ariel Sharón.

Esta virulenta campaña recuerda la que precedió al asesinato en 1995 del primer ministro laborista, Isaac Rabin, por un extremista judío religioso  opuesto al proceso de paz con los palestinos.

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