China celebró este viernes en medio de una estrecha vigilancia policial los funerales por algunos de los más de 200 mineros de carbón que murieron en la peor explosión que ha afectado a esta industria en más de medio siglo.
 
Mientras seguían extrayéndose cadáveres del interior de la mina en la provincia de Liaoning, en el sur del país, la cifra de fallecidos aumentó hasta los 213, dijeron medios estatales. Los familiares se quedaron entonces con la sombría tarea de identificar los cuerpos.
 
Camiones abiertos con ataúdes en su interior recorrieron el camino entre la mina y la morgue a través de la gélida ciudad industrial de Fuxin.
 
Los restos de varios de los mineros que fallecieron en la explosión del lunes fueron incinerados y los asistentes al funeral llegaron en autobuses repletos al cementerio precintado por seguridad.
 
La fuerte presencia policial era aparentemente para mantener el orden público después del último de una larga serie de desastres en la minería que han provocado una indignada respuesta de los asistentes a los funerales en el pasado.
 
Al mismo tiempo que se celebraban los entierros, la cifra de víctimas de una explosión en la provincia de Yunnan el martes ascendió a 27.
 
Los medios estatales han criticado despiadadamente a los propietarios de las minas y han apuntado a las regulaciones permisivas mientras el gobierno lucha para poner freno a los accidentes en la industria minera más peligrosa del mundo.
 
Los líderes chinos han pedido en varias ocasiones renovar las minas del país, pero oficiales y medios estatales siguen siendo escépticos.