La semana pasada al remontarme a 1820 quedó claro que nadie tiene la paternidad de nuestros ideales autonómicos. Fue la sociedad civil, aún inmadura, que por varios medios empezó a hacer conciencia nacional sobre la urgencia de un cambio de sistema político de gobierno.

En noviembre 17 de 1883, circuló el periódico El Federalista. Su fundador, Emilio Estrada Carmona, estaba a favor del federalismo como sistema político administrativo. Él escribía: “El pueblo ecuatoriano, en su recto e ilustrado juicio, fallará sobre el sistema que deseamos se adopte en el país; y se convencerá, no lo dudamos, de que la Federación procura adelanto y prosperidad. Elocuentes pruebas de ello son los países que por ella se rigen, y que tan adelante marchan por la senda de la verdadera libertad”.

En diciembre 1 de 1929 y mayo 3 de 1931, se publicaron dos semanarios con igual título y propuesta. Además, en agosto 19 de 1933, El Bombazo Federalista preconizaba su adhesión a un Estado autonómico. El 18 de septiembre, El Crisol, se hacía eco de la postura de algunos sectores guayaquileños, que propugnaban constantemente el establecimiento de un sistema de gobierno federal. Y sobre la dictadura que entonces se pretendía establecer, opinaba: “Entre las humillaciones a que puede estar sujeto un pueblo que con sus esfuerzos heroicos conquistó la libertad, nada más insoportable y cruel que la dictadura”.

En noviembre 20 de 1933, El Federalismo informaba sobre los resultados de una asamblea de municipios, en la que se había votado por la instauración de un gobierno federalista, para lo cual, era menester una profunda reforma a la Constitución vigente. “El doctor Julio Tobías Torres, hombre público cuencano, jurisconsulto y catedrático de la Universidad del Azuay, había asistido en representación del Concejo Municipal de Cuenca para expresar su adhesión a las ideas federalistas”. Y en noviembre decía: “Las juventudes por su vigor, supremos ideales, ansias de renovación e implantación de sistemas (de gobierno) que hagan menos desgraciada a la humanidad”. En 1934, los guayaquileños cantaban por las calles: “Aquí estamos nosotros, la juventud porteña, dispuestos a la lucha por la federación…”.

El 1 de abril de 1936 apareció El Federal, cuyo título hablaba por sí solo. En julio 4 de 1947, el Plus Ultra se refiere a las autodefensas guayaquileñas: “Es por esto, que el Supremo Gobierno ha puesto los ojos en el señor don Carlos Julio Arosemena, y un grupo de caballeros que lo acompañan en esta labor patriótica de la vialidad en la provincia del Guayas. Entre estos polos de sacrificio por la patria, el presidente don Carlos Julio Arosemena, gira toda la política de vialidad en estos momentos y esta fórmula de patriotismo encarna el primer escalón de descentralización efectiva que permitirá algún día al Ecuador, sentarse con honor y progreso al cenáculo de grandeza que forman los países de organización federal en el Mundo”.

Estos son documentos que demuestran que los ideales, siempre presentes, por establecer formas autónomas de gobierno, pertenecen a la sociedad. Sus fuertes raíces nos empujan a luchar por alcanzarlas hoy, ya fuere por provincias autónomas solidarias, asociadas en planes de desarrollo común, u otras formas por debatirse, como único medio de supervivencia e integración nacional.