El gobierno del presidente Lucio Gutiérrez y los sectores de oposición realizaron este miércoles multitudinarias y coloridas marchas pacíficas de apoyo y de protesta contra el régimen por el centro histórico de Quito.  
 
Un fuerte aguacero cayó sobre las dos marchas que se cumplieron  simultáneamente y con recorridos paralelos, mientras cerca de 5.000 policías, que lucían desarmados, protegieron a los asistentes, entre quienes destacaron  los indígenas que mostraron sus trajes autóctonos. 
 
El diputado Gilmar Gutiérrez, hermano del presidente Gutiérrez, calculó que  no menos de 200.000 personas, estuvieron al lado del gobierno y afirmó que "ellos reconocen que se está construyendo un nuevo Ecuador". 
 
A su turno, el también diputado Guillermo Landázuri, ex presidente del  Parlamento y líder de la marcha opositora, dijo que "esta es una multitud de unas 200.000 personas que rechazan al dictador". 
 
El presidente Gutiérrez se mostró afable en la mañana y desde un palco del  Palacio de Carondelet, y debajo de un paraguas, lanzó un fuerte ataque a los  líderes de la oposición y los acusó de pertenecer a lo que llama "oligarquía  corrupta". 
 
Los acusó de intentar desestabilizar al gobierno y en un duro discurso aseguró que seguirá luchando contra la corrupción, mientras indicó que la reorganización de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) ocurrida en diciembre pasado fue una decisión del unicameral Congreso Nacional. 
 
Sin deslindar su responsabilidad en la conformación de una mayoría oficialista en el Parlamento, Gutiérrez afirmó que la disolución de la CSJ y el  nombramiento de una nueva fue constitucional y legal "porque había que despolitizarla". 
 
A su vez, el alcalde de Quito, Paco Moncayo, en un furibundo discurso, en  la Plaza de San Francisco, 100 metros al sur del Palacio de gobierno donde  habló Gutiérrez, reclamó al mandatario que rectifique los errores cometidos y dijo que "el país reclama el retorno a la democracia". 
 
Moncayo censuró lo que describió como "acumulación de poderes" por parte del Ejecutivo y le solicitó que pida al Congreso disolver la CSJ para que en un  plazo de unos 40 días se nombre una tercera que no tenga injerencia de los políticos. 
 
Anunció que al Presidente la oposición le entregará un manifiesto donde se le plantea una reforma de la función judicial, la integración de una comisión de  notables que faciliten la reintegración de la CSJ. 
 
"Los de la oposición me llaman dictador porque decidí cobrar las deudas a los morosos, a los que se robaron 6.000 millones de dólares del pueblo ecuatoriano", dijo Gutiérrez, quien indicó que no claudicará ante las presiones de sus enemigos políticos a quienes llamó "sinvergüenzas". 
 
"Seré dictador con los pillos y demócrata con la nobleza y los pobres",  sentenció el mandatario.
 
Para terminar su discurso ante una multitud delirante que blandía banderas del gubernamental Partido Sociedad Patriótica (PSP), Gutiérrez reiteró su famosa frase: "o cambio al Ecuador o muero en el intento". 
 
Las dos marchas concentradas, una de otra, a solo 100 metros se disolvieron  pacíficamente.