Nuestro pobre país digno de democracia me da el derecho, según nuestra Constitución, como un simple ciudadano, de gozar el privilegio de opinar que nuestro Presidente debe renunciar a su cargo.

La opinión pública lo pide y clama a viva voz. El cargo le quedó muy grande.

Si le queda todavía un poco de amor por su tierra, debe renunciar por el bien y la paz de nuestro pobre Ecuador. No es necesario dar justificativos para eso, todo el país sabe que lo mejor  para él y la patria es dimitir, ya no puede  ni cabe rectificaciones; el Presidente no cambiará nunca.

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Dr. Carlos Mautong Aguirre
Machala

Un país tiene que regirse obligatoriamente bajo el marco del Derecho Constitucional. Lamentablemente, los ecuatorianos somos víctimas en estos aciagos momentos, del irrespeto gubernamental a todos los poderes del Estado.

Ante esta situación la ciudadanía ha dejado de ser espectadora para rechazar esta actitud obscena de violentar la Constitución, y a través de su presencia en la marcha de este día en Quito (como lo fue en Guayaquil) hará un reclamo altivo, pero sereno, por la reinstauración del Estado de Derecho. 

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Esta actitud, de ninguna manera puede interpretarse como un deseo de volver a lo anterior en que imperaba también la injusticia y el abuso de poder, pues lo único que ha cambiado es el bitoque, de modo que no significa respaldo partidista o personal. Es un reclamo cívico y político. La política sana es decente.

Lamentablemente aparece la oposición indígena de no participar en marcha alguna esgrimiendo razones que no se justifican, por ser ellos también ecuatorianos que al igual que otros seguirán marginados sino luchamos unidos. ¿Acaso su lucha es aparte? ¡No, también son parte de la patria!

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Mientras unos politiqueros han asaltado todos los poderes del Estado, otros que los han perdido, quiere recuperarlos. No dejemos escapar la oportunidad de un verdadero cambio, y unámonos en el cometido. Ecuador sí tiene gente de bien. Cobijémonos en el tricolor nacional y pongamos en orden la patria sin violencia,  pacífica y decididamente.

Lcdo. Juan Efraín Proaño Yela
Guayaquil