Se inició formalmente en el modelado a los 18 años, pero desde los 16 vive de manera independiente. Admite haber cometido muchos errores, “que le ayudaron a crecer”. “Y nunca dejé de creer en Dios”, dice.

Nació en Quito el 10 de julio de 1980 y representa a la provincia de Pichincha, no obstante, Bella Carolina Cárdenas Bustamante no habla con acento de serrana ni tampoco como costeña.

Dice que eso se debe a que creció en Quevedo y que a los 15 años se trasladó con sus padres a la Capital.  “Viajamos luego a Colombia, donde nos establecimos durante un año;  posteriormente a Venezuela, donde vivimos  año y medio”.

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La aspirante a Miss Ecuador 2005 afirma que por su carrera de modelo se radicó también en Suiza. “Allá no hablaba inglés y menos español. El idioma con el que me comuniqué durante 18 meses fue el suizo-alemán y creo que por ello mi forma de hablar es algo diferente”. Añade que estuvo también en Francia e Italia, donde modeló diseños de  Valentino.

Cárdenas se emociona cuando recuerda sus actividades como modelo, sin embargo habla muy poco sobre su niñez y su familia. Solo menciona que son ocho hermanos: seis mujeres (contándola a ella) y dos varones, cada uno independiente. “Yo vivo sola desde los 16 y me ha servido hacerlo para formar y moldear mi carácter”, subraya.

Agrega que sus padres, Víctor Manuel Cárdenas y María Margarita Bustamante, llegaron recientemente de Venezuela. “Allá tenemos algunos familiares y siempre viajan, ahora regresaron porque saben que participo en el Miss Ecuador y quieren darme su apoyo”, manifiesta la concursante, quien cambia constantemente de look.
Un día puede llevar el cabello (largo) rizado y de color negro, y al otro, alisado y tinturado. Todo depende de la ocasión y de su estado de ánimo. Por estar inmersa en el mundo del modelaje, Cárdenas cuida su imagen y procura estar siempre lista. Eso, indica, también lo aprendió cuando representó al país en el concurso Miss América Latina 2003, en Cancún (México). En el 2001 tomó parte en el Miss Verano, que se realizó en Quito.

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“De vivir en el exterior y participar en eventos de belleza he puesto en práctica muchas cosas, sobre todo la responsabilidad, aunque soy puntual solo a veces”, acota e indica que se inscribió en Miss Ecuador 2005 “primero porque ya tengo 24 años y era hora de participar y, segundo, porque fue mi sueño desde los 15”.

Además de considerarse una mujer guapa y atractiva, la representante de Pichincha sostiene ser muy capaz y emprendedora; una persona que se muestra tal como es y que ante las dificultades conserva su integridad.

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No obstante, reconoce que como todo ser humano ha cometido errores y ha aprendido de ellos. Su perseverancia, señala, la aprendió de Job, personaje bíblico que admira porque a pesar de las duras pruebas que enfrentó nunca negó su amor a Dios. “He pasado por muchos contratiempos, pero nunca he dejado de creer”. Se inclina por la gastronomía, la cual, según revela, estudió en la Universidad de Ciencias Turísticas, en Quito.

De suceder a María Susana Rivadeneira trabajaría por los niños, la educación y los enfermos terminales. “Para mí, la muerte es un sueño, pero muchos no aceptan estar cercanos a ella y sufren. Hay que ayudarlos a superar ese trance y demostrar cuán importantes son”.

Leer obras de William Shakespeare y de la mitología griega es  uno de sus pasatiempos.