La principal alianza chiita de Iraq, de corte religioso integrista, debatía ayer a quién elegir primer ministro y a qué aliados escoger, tras ganar las elecciones del país, pero sin obtener mayoría absoluta.

La alianza, guiada por el gran ayatolá Alí Sistani, obtuvo el 48%  de los votos en los comicios del 30 de enero pasado por lo que deberá formar una coalición con otros partidos para dominar la Asamblea Nacional de 275 escaños.

Analistas afirman que los kurdos, en segundo lugar con el 26% de los sufragios, serán el grupo con el que la alianza chiita negocie para determinar quién asumirá el cargo de primer ministro.

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Washington expresó ayer su satisfacción  por el cumplimiento del proceso electoral en Iraq, aunque el triunfo de los chiitas y kurdos, están muy lejos de ser lo que Washington hubiera deseado.

Una alianza entre los partidos chiitas islámicos y los kurdos pro iraníes, podría facilitar una alianza entre Bagdad y Teherán, una posibilidad que históricamente ha sido una pesadilla para los sucesivos gobiernos de Estados Unidos.

 

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