EE.UU. anunció este martes la llamada a consultas de su embajadora en Siria, en un gesto que sella el deterioro de las relaciones de Washington con Damasco, profundizado tras el asesinato del ex primer ministro libanés Rafic Hariri.
 
El retorno a consultas de la embajadora Margaret Scobey se suma al aumento de las críticas de Washington a Damasco, por lo que considera la política siria de promover el terrorismo antiisraelí, obstaculizar la paz en Oriente Medio y apoyar la insurgencia en Iraq.
 
Scobey "volverá de forma inminente" a Washington para realizar "consultas urgentes", anunció este martes el portavoz del Departamento de Estado, Richard Boucher.
 
Antes de salir de territorio sirio, la diplomática entregó al Gobierno de Damasco un duro mensaje escrito en el que Washington manifiesta su "profunda preocupación" por el asesinato de Hariri, añadió Boucher.
 
Además, la nota recalcó el descontento de EE.UU. porque Siria mantiene "una apreciable presencia militar" en Líbano, en violación de la resolución 1559 del Consejo de Seguridad de la ONU.
 
Boucher destacó que la presencia militar siria en Líbano supone una injerencia continua en ese país y que los ciudadanos libaneses "deben poder expresar sus preferencias políticas libres" de la influencia de Damasco.
 
La decisión de la Casa Blanca supone un nuevo paso en el progresivo deterioro de la relación entre EEUU y Siria, país hacia el que Washington ha dirigido sus críticas y advertencias en los últimos meses.
 
La Casa Blanca anunció el lunes que va a realizar consultas en el Consejo de Seguridad de la ONU para tomar medidas contra los responsables del asesinato de Hariri, ocurrido el lunes en un atentado con un coche bomba en Beirut.
 
EEUU no ha acusado expresamente a Damasco de estar detrás del atentado que mató a Hariri y otras 16 personas, pero su retórica indica que considera responsable a Siria, país que controla de facto lo que ocurre en la política libanesa a través de una importante presencia militar.
 
"Siria y su presencia militar en Líbano son una fuerza de desestabilización en la región", afirmó hoy el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan.
 
Hariri, uno de los políticos más influyentes en su país y quien mantenía aún un escaño en el Parlamento tras abandonar la jefatura de Gobierno en octubre, se acercó progresivamente al grupo que pide el fin de la tutela de Damasco sobre Líbano, aunque se negó a criticar abiertamente a Siria.
 
Washington manifestaba desde hace meses un incremento de la hostilidad de su lenguaje hacia Siria, país al que acusa de promover el terrorismo anti israelí que obstaculiza el proceso de paz en Oriente Medio.
 
Además, EE.UU. acusa a Siria de albergar a importantes ex miembros del antiguo régimen iraquí de Sadam Husein y de promover la insurgencia en Iraq.
 
"Hasta hoy, estas preocupaciones no se han tratado adecuadamente y llamamos otra vez al Gobierno sirio para que emprenda pasos positivos en todos estos asuntos", expresó Boucher.
 
En su reciente Discurso sobre el estado de la Unión, el pasado día 2, el presidente estadounidense, George W. Bush, dirigió sus palabras más duras contra Irán y Siria.
 
Bush afirmó que el régimen de Damasco "sigue permitiendo que su territorio y partes del Líbano se usen por terroristas que buscan destruir las esperanzas de paz en la región".
 
El presidente contrastó la situación de Irán y Siria con la de Iraq y sus recientes elecciones, y aseguró que la normalización de este país "inspirará a los reformistas democráticos de Damasco a Teherán y traerá más esperanza y progreso a una región turbulenta".
 
La retirada de la embajadora en Damasco se produjo mientras está en Washington el ministro egipcio de Exteriores, Ahmed Abul-Gheit, con quien la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, tratará hoy las perspectivas de reanudar el proceso de paz en Oriente Medio, aunque la situación en el Líbano y Siria surgirá seguramente en la reunión.