Es una de las catorce aspirantes al cetro y la corona
de Miss Ecuador 2005. Nació en Quito, pero representa a las Islas Galápagos, donde vivió sus primeros años al cuidado de sus abuelos.

Tiene 24 años y representa a Galápagos. Y no precisamente porque nació o resida en alguna de las islas, sino porque su familia es colona de la región. Isabela del Rocío Astudillo Mendoza comenta que tras nacer en Quito pasó los primeros años de su vida (hasta cuando estuvo en el jardín) en la isla Santa Isabela con sus abuelos y que aunque ahora todos habitan en la capital, no olvidó ese hermoso paraíso insular.

Su madre, Rocío Mendoza, es galapagueña y su padre, Julio César Astudillo, nació en Loja. “Tenemos una numeración que nos acredita como residentes de Galápagos. Mis padres se establecieron en Quito por darnos una mejor educación”, refiere.

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Egresada de Ingeniería Electrónica y Redes de Información en la Escuela Politécnica Nacional, Isabela se muestra segura y hasta tajante. Admite que es extremadamente organizada, quizás porque en su carrera requiere de entereza y  determinación. No en vano es una de las cinco, en una promoción de quince, que están por concluir la carrera.

Explica que se inscribió en Ingeniería Electrónica luego de graduarse como bachiller técnica en sistemas. “Eso era lo que en realidad quería estudiar, pero me di cuenta de que la Ingeniería Electrónica tiene una apertura increíble. Mi carrera es un híbrido entre electrónica y comunicación”.

Isabela habla español e inglés y antes de participar en  Miss Ecuador 2005 trabajaba en la tesis ‘Estudio de plan y análisis del software’ con la cual prevé incorporarse como ingeniera. No obstante, el certamen la sedujo, pues considera que la mayoría de mujeres tiene el anhelo de representar la belleza e inteligencia de las féminas de su país. Al menos, ella tuvo esa inquietud desde pequeña y por eso compite con otras catorce ecuatorianas.

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Este, indica Isabela, es su primer torneo de belleza nacional; anteriormente terció para reinados colegiales y universitarios. “Envié mi hoja de vida para probarme. No porque me creía la mujer más hermosa del planeta, sino por ganar experiencia. Los concursos son ahora más amplios”.

Lo dice –expresa– porque la labor que desempeña una reina es fundamental. No basta con tener el rostro o el cuerpo más bonitos, hay que ser activa dentro de la sociedad, con la cual debe colaborar y prestar servicio. “La Miss Ecuador debe llevar la palabra país antes que su propio nombre”, manifiesta.

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La candidata de Galápagos se describe como una joven con grandes aspiraciones, que planifica y estudia. Siempre se fija metas a corto, mediano y largo plazo y cuando se marca una, lucha por alcanzarla. Ganar el Miss Ecuador es una de ellas y de conseguir la corona y el cetro que la señalen como la sucesora de María Susana Rivadeneira, se esmeraría por impulsar la educación.

Tejer y caminar son dos de sus pasatiempos. También gusta de compartir con los niños. El personaje que admira es la Virgen María, “por su entereza y lo que su aceptación de ser la madre de Jesús representó para la humanidad”.

Isabela es la tercera de cinco hermanos. Ellos son Rafael, Alejandra (que vive en Europa), Carmen Elizabeth y Miguel.

 

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