“Aquí (en la Junta Municipal del distrito de Ciudad Lineal) hubo una equivocación. Vine hace una semana,  pedí el certificado de empadronamiento y me dieron  una volante”.  El ecuatoriano Javier Moscoso, de 34 años, es uno de los inmigrantes que han debido retornar a las oficinas de los ayuntamientos madrileños para solicitar nuevamente el certificado de empadronamiento, requerido para regularizarse en el periodo excepcional, que comenzó el lunes pasado.

Moscoso acudió el martes  tras confirmar mediante  noticiarios que no le iban a aceptar la volante que le habían entregado en la Junta Municipal.

Llegó  a España hace dos años, después de que en La Concordia ( provincia de Esmeraldas)–de donde procede– ganara 150 dólares mensuales como conductor.
Ahora percibe 900 euros  (1.170 dólares) como trabajador de la metalurgia y espera que su sueldo aumente cuando logre normalizar su condición.

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El mismo día, la situación era parecida en otro distrito de Madrid, en Canillejas, donde la fila bordeaba las 200 personas. En la columna estaba  Dayse Cevallos, de 31 años, una orense (de Santa Rosa), quien entregó sus documentos el jueves pasado y lo hizo por cuenta propia, pues trabaja en labores domésticas para dos familias.

Dayse cree que como trabajadora independiente tiene la ventaja de que puede conseguir varios trabajos a la vez; aunque le tocará pagar de su salario la seguridad social.

En tanto, la Federación Nacional de Asociaciones de Ecuatorianos en España (Fenadee) hizo el viernes un balance “negativo” de la primera semana del proceso.

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Fenadee destacó como el principal inconveniente el error de los ayuntamientos, que facilitaron a los inmigrantes una copia simple de la justificación de empadronamiento, cuando el documento necesario era un certificado. 

También se refirió a que a muchos ecuatorianos les ha sido difícil obtener un contrato de trabajo o incluso lo han perdido, despedidos por patronos temerosos de tener que pagar las cuotas de la Seguridad Social con efecto retroactivo, al tiempo que denunció la venta de contratos.

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En cuanto a la problemática de los ecuatorianos que no están empadronados, la Fenadee insiste en que se use como prueba de su estancia en España el billete de avión o el sello del pasaporte.