El prefecto de Manabí, Mariano Zambrano (PSC), y el alcalde de Muisne, Tirone Quintero (PSP/MB), se bajaron el sueldo al asumir esos cargos, luego de que sus antecesores ganaban incluso más que el Presidente de la República (más de $ 8 mil).

Ambas autoridades anunciaron que donarán los sueldos para obras sociales.
Zambrano  dijo que entre sus prioridades está que en el área rural se enseñe computación a los niños; por eso que su sueldo lo donará para la adquisición de equipos.

“Son $ 5.500 mensuales y hasta mayo, que se inicia el periodo lectivo, ya tendré un fondo que permitirá la adquisición de varias computadoras; además, he solicitado la ayuda de  amigos a fin de beneficiar a todas las escuelas del área rural manabita”, manifestó.

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Durante la campaña electoral, uno de los eslóganes de Zambrano fue: “No seré el prefecto mejor pagado, pero sí el que más trabaje”, en referencia a los $ 13.445 que percibía Humberto Guillem (PRE) en el año 2004.

Este último dijo que en ese año su sueldo era de $ 3.750 más beneficios, pero cuando la Asociación de Empleados del Consejo Provincial solicitó el 25% de incremento salarial, la corporación –que es la que decide el sueldo del prefecto– también le incrementó los ingresos a él, a ese monto.

“Solo durante cinco meses percibí esa cantidad, pero en su mayoría la destinaba a ayudar a varias instituciones”, aseguró.

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En Muisne
Tirone Quintero se bajó el sueldo a  2 mil dólares y rechazó cobrar los $ 10.700 que ganaba  su predecesor Milton Bucheli Pérez (PSC).

El funcionario dijo que en su campaña, uno de los ofrecimientos fue mantener una austeridad total dentro del Cabildo para lograr la estabilidad económica.

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Ese sueldo, dijo, lo donará para la creación del Patronato de Asistencia Médica y Social del cantón Muisne.

“Para mí, el sueldo es lo de menos, lo que quiero es demostrar que en Muisne sí habemos buenos ciudadanos, honrados y deseosos de hacer las cosas bien”, indicó.