El consumo de bebidas edulcoradas puede contribuir a aumentar el exceso de peso en los niños de edad preescolar, por lo que se debe limitar su consumo, según un estudio publicado ayer en Estados Unidos.

La nueva investigación, llevada a cabo entre 10.904 niños incluidos en un programa de nutrición para familias de bajos ingresos, vincula ese tipo de bebidas, que incluyen gaseosas, refrescos y varios jugos de frutas, con el sobrepeso en los pequeños.

Los autores del estudio dicen que una reducción del consumo de estas bebidas podría ayudar a atajar el creciente problema de la obesidad infantil, ya que uno de cada cinco niños de EE.UU. tiene sobrepeso.

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En muchos distritos escolares estadounidenses se ha prohibido la venta de refrescos a los que se agregan azúcares y se han eliminado algunos alimentos ricos en grasas.

Jean Welsh, especialista de los Centros para el Control de las Enfermedades (CDC), con sede en Atlanta, quien dirigió el estudio, dijo que “definitivamente los jugos son parte del problema”.