Miles de ecuatorianos se lanzaron ayer en avalancha hacia las playas de la costa del Pacífico, sacudidas en las últimas dos semanas por 360 temblores de tierra, para disfrutar de cuatro días de carnaval.

Los autobuses, abarrotados de pasajeros, son el medio de transporte preferido por residentes en las grandes ciudades, con Quito y Guayaquil a la cabeza, para trasladarse a las playas de la conocida Ruta del Sol, entre las provincias de Guayas y Manabí.

Toda esta zona costera ha sufrido constantes temblores debido al choque de las placas de Nasca y de la continental americana, con magnitudes de entre 4 y 6,1 grados en la escala abierta de Richter.

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En Puerto López, ciudad turística muy frecuentada en especial por quiteños y guayaquileños, algo menos de cien viviendas han sufrido daños por los sismos, en general grietas en las paredes, pero ninguna persona ha resultado herida.

Según cálculos de la policía de tránsito, que ha destinado unos 1.500 agentes más para reforzar la seguridad vial durante estos días, cerca de 1’400.000 personas, de una población de 13 millones, se movilizarán por las carreteras del país.

Los propietarios de hoteles, bares y centros de recreo de la Costa ecuatoriana temían una fuerte caída de su actividad, pero esos pronósticos no se han cumplido y la afluencia de turistas es similar al carnaval del año pasado.