Un nuevo y grave problema para la sanidad de los arrozales, llamado entorchamiento, se introdujo al país desde Colombia en granos comerciales inadecuadamente utilizados como semilla, que contenían partículas de suelo contaminado con el microorganismo que transmite ese virus.

Plantas que mostraron deformación de los macollos, enanismo, hojas retorcidas y  muerte dieron la alarma patológica en el 2003 en el recinto La Mecha, entre Vinces y Mocache (Los Ríos).

Los mismos síntomas fueron evidentes en otros sembríos de los recintos La Palma y Cristóbal Colón (Guayas).

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El Instituto Autónomo de Investigaciones Agropecuarias (Iniap) emitió el reconocimiento oficial de la presencia de la enfermedad en Ecuador, y aunque no registra características de una epidemia, por la forma con que se disemina el virus puede llegar a tener esta magnitud.

En Colombia, donde está muy difundido el entorchamiento, las pérdidas de producción han sido estimadas entre el 20 y 40% en el departamento del Meta.

La erradicación del microorganismo del suelo que lo transmite es imposible una vez que se establece en el campo de producción.

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Sugerencias técnicas
Lo anterior obligó al Instituto a recomendar las medidas preventivas para no contaminar plantaciones vecinas y ejecutar un proyecto para determinar la resistencia genética de variedades y líneas promisorias.

Asimismo, la posibilidad de un manejo integrado y la incidencia actual, daño y distribución del entorchamiento en toda la superficie arrocera.