Ochenta familias de la comunidad de Barabón, perteneciente a la parroquia urbana San Joaquín, trabajan en proyectos agrícolas, artesanales y turísticos con el objeto de frenar la emigración, en particular hacia Estados Unidos.

La idea surgió hace seis años cuando cinco familias de esa comunidad resolvieron organizarse, preocupados porque el auge migratorio provocó el abandono de las tierras.

Al poco tiempo la Pastoral Social se sumó a ese esfuerzo y desarrollaron un proyecto denominado Biocorredor turístico del Yanuncay, a través de la asociación que lleva el mismo nombre y que logró personería jurídica en abril del 2003, ya con 80 familias integradas.

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Fortalecer la agricultura y la artesanía, principales actividades de la población de ese sector, fue el primer paso. En la actualidad cuentan con una finca experimental y expenden los productos, informó Aída Albarracín, presidenta de la organización. 

Huerto Cuadruco es el nombre de la finca, Sergio Villacís, miembro de la asociación, explicó que una ventaja de los alimentos que producen es que están libres de químicos, además los consumidores pueden pasear por el lugar.

La artesanía es otro de los proyectos, en principio se perfeccionó la técnica de cestería y la Fundación Pault Rivet aportó con la capacitación en nuevos diseños y en otras áreas como los tejidos en lana de oveja, cerámica y carpintería, indicó Ana Mora.

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En el último año se consolidó el proyecto turístico el cual consiste en el recorrido por una ruta en la cuenca del  Yanuncay con   caminatas, cabalgatas o en vehículos; a cargo de  guías turísticos comunitarios capacitados en temas de la flora y fauna del lugar.  

El recorrido termina en la comunidad de Soldados, ubicada en el páramo, la parte más alta del sector en donde se adecuaron las instalaciones del convento parroquial con el fin de albergar a los turistas y ofrecerles comidas típicas de la zona como fritada, cuy asado y diversos platos elaborados a base de trucha. 

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El proyecto involucró cada año a más familias, dijo Teresa Pintado socia de la asociación, sin embargo, reconoció que hasta ahora no se puede frenar la emigración porque reconoce que la crisis afecta a los agricultores y artesanos y los resultados de la propuesta se esperan a largo plazo.

Labor implica sacrificio
Según el sacerdote Fernando Vega, director de la Pastoral Social de Cuenca, la ejecución de estos planes implica sacrificio y perseverancia.

Advierte que luchar contra la pobreza es el primer y más difícil paso de toda organización y más cuando el Estado no define políticas de empleo y producción. 
El sacerdote resaltó el valor y la unidad de las personas que se quedan a luchar y de quienes empiezan a participar, en particular esposos y familiares que residen en España o Estados Unidos, quienes ayudan con el financiamiento de cada uno de los proyectos.

La principal dificultad y reto que afrontó la organización fue lograr una base sólida y fue el impulso al turismo y a la agricultura, lo que permitió su consolidación, señala Vega.

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Con el apoyo de la Fundación Paul Rivet, productos como objetos de cerámica y cestería se exportan a Colombia, Venezuela y Europa, acota.