El carnaval cae todos los años en distintas fechas y en las leyes no está determinado como feriado, ni cívico, ni religioso; sin embargo, siempre vemos cómo esos lunes y martes, junto al sábado y domingo, paralizan las actividades públicas por cuatro días.

Eso da lugar a que las ciudades sean sometidas a la mayor barbarie del llamado “juego” de carnaval,  que deja como saldo gran cantidad de muertos, heridos, asaltos, accidentes; y solo paraliza la actividad pública, porque la privada que se practica en las grandes ciudades del país, concentrada en los cientos de centros comerciales, sigue haciéndolo esos días de manera normal.

Por eso, sería bueno que el Presidente cumpla la ley, no decretando asueto por carnaval para que el país produzca más (frase de empresarios).

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Alexandra Vera Holguín
Guayaquil