América Latina, catalogada por el presidente de EE.UU., George W. Bush, como su aliada más importante en el mundo hace cuatro años, no recibió el miércoles ni siquiera una mención simbólica en su discurso de la Unión.

En la intervención, el presidente estadounidense delineó las prioridades de su segundo mandato, que su segundo gobierno seguirá marcado por los atentados del 11 de septiembre del 2001.

Sin embargo, “los latinoamericanos no deben sentirse especialmente heridos por ser olvidados otra vez, porque se olvidó de todo el mundo”, dijo Michael Shifter, vicepresidente del centro de Análisis Diálogo Interamericano, al subrayar que Bush “no habló tampoco de China, Rusia, Europa o África”.

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Bush está “obsesionado” con Iraq y con su visión de la libertad y transformación en Medio Oriente, así como con la reforma del seguro social en su agenda doméstica, pero “no creo que tenga el lujo de enfocarse en esos temas y nada más, porque la situación en América Latina y otras partes es muy complicada”, agregó Shifter.

Ayer, el líder supremo de la revolución islámica iraní, ayatolá Ali Jamenei, refutó a Bush, quien tildó en su discurso a Irán de “primer país en la promoción del terrorismo” y advirtió que al presidente estadounidense que sus cuatro inmediatos predecesores ya intentaron “erradicar” el régimen iraní, pero “fracasaron”.
También Siria rechazó acusaciones similares de Bush.

Jordania y Egipto, aliados de Washington en Medio Oriente, no escaparon tampoco a las denuncias de Bush, que les exhortó a efectuar reformas  democráticas en nombre de “la paz y la estabilidad en el Gran Oriente Medio”.