No se dejen engañar por sus estadísticas nada espectaculares, su trato afable y que sea buen mozo. Tom Brady es ante todo un tenaz competidor.
 
Quizás digan que sea un niño bonito, dice el ex mariscal de campo de los Steelers de Pittsburgh Terry Bradshaw. Pero lo deja todo en la cancha. Es de los que no vacila en llevarse a uno por delante, si ello vale para ganar un partido.
 
Así mismo era Montana, añadió.
 
Tal comparación está en boga esta semana mientras Brady alista a sus Patriots de Nueva Inglaterra para el Super Bowl frente a los Eagles de Filadelfia.
 
Brady ya ha sido consagrado dos veces como el jugador más valioso del partido por el cetro de la NFL, emulando a los legendarios Bart Starr y Bradshaw. Y está a uno detrás de Joe Montana, el ex quarterback de los 49ers, su ídolo durante su niñez en San Francisco.
 
Su nombre ha sido mencionado con algunos de los grandes de todos los tiempos y así debe ser, dice Troy Aikman, un ex quarterback de los Cowboys y ahora comentarista de televisión.   Siempre ha estado a la altura en los partidos importantes y esos son el mejor barómetro.
 
Aikman fue el más valioso del Super Bowl de 1993 y ganó tres títulos en cuatro años, un logro que Brady podría alcanzar con una victoria el domingo.
 
Pero a diferencia de Aikman, Brady lo ha logrado por su condición de líder en vez de compilar estadísticas que encandilan.
 
El es la pieza fundamental. Es el alma y corazón del equipo, comentó Jevon Kearse, defensive end de los Eagles. No tiene grandes números en todas las categorías. Sólo se limita a ganar los partidos. Es allí donde exhibe números impresionantes.
 
Brady redondeó una buena temporada, pero no al mismo nivel de otros rivales en la Conferencia Americana como fue el caso de Peyton Manning. En tres campañas y resto como titular, Brady promedia 220 yardas por partido. Ha lanzado 97 pases de touchdown, le han interceptado 52 envíos y completado el 61% de sus disparos.
 
Pero no se ha perdido ninguna apertura en 62 partidos. De vez en cuando comete errores, pero los mismos son tan pocos que uno se extraña cuando ocurren como fue el pase interceptado que le costó una victoria a los Patriots ante Miami esta temporada.
 
Tom Brady es uno de los jugadores más tozudos que haya conocido, dice su entrenador Bill Belichick. Quizás no sea el quarterback más fuerte en lo física que hay en la NFL. Pero sabe aguantar golpes y lanzar pases.
 
Brady llegó a la liga sin mucha fanfarria. Fue seleccionado en la sexta ronda del reclutamiento universitario, teniendo sólo un año como titular indiscutido en la Universidad de Michigan.
 
Pero Belichick le dio una oportunidad y lo incluyó en la nómina del equipo como el cuarto quarterback para la temporada del 2000.
 
Tras levantar pesas durante el receso, Brady pasó a ser el suplente de Drew Bledsoe. Su gran oportunidad llegó apenas en la segunda semana de la campaña del 2001, luego que Bledsoe se lesionase, y no defraudó.
 
Brady jugó su primer Super Bowl con menos de un año de experiencia como titular, conduciendo a los Patriots a su primera corona en la NFL.