Dos miembros de grupos ambientalistas irrumpieron ayer en una rueda de prensa que ofreció Texaco, en uno de los salones del hotel Colón y presentaron cinco botellas con agua contaminada que, supuestamente, fue tomada de uno de los campos en donde operó esa compañía petrolera hace más de quince años.

Tras algunos minutos de interrupción, los ambientalistas fueron desalojados y continuó la charla en la que tres médicos internacionales deslindaron una relación entre las enfermedades de los civiles y la actividad de esa petrolera.

Los expositores Álvaro Dávalos, investigador epidemiológico y especialista en medicina tropical; Félix Arellano, fármaco-epidemiólogo; y Ken Satin, técnico en temas de salud pública de Chevron-Texaco, coincidieron en que no existe relación entre los problemas de salud suscitados en la Amazonia y las actividades que Texaco desarrolló.

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Las deficiencias en la salud obedecen a condiciones sanitarias, insuficiente atención médica, desnutrición y mal manejo de pesticidas, precisaron Dávalos y Arellano. Ricardo Veiga, vicepresidente de Chevron-Texaco para América Latina, deslindó responsabilidad civil de la empresa.

Fuera del salón, los ecologistas calificaron a los empresarios y médicos de “asesinos” , “mentirosos” y “traidores”, y pidieron remediar la contaminación en la selva amazónica.