Con el talento del compatriota Nietzsche Salas Guzmán y sus cuatro libros de marca ecuatoriana, no queda más que aceptar la formidable potencia de perfeccionar cada día el entendimiento de la gente, del pensar del otro. Y avanzar a una negociación exitosa que nos haga triunfar. Y también lleve al triunfo a los demás.

Indudable es esa pedagogía del entendimiento para dar vida a un negocio. Indudable su urgencia, su oportuna aplicación.

Mirando en amplitud histórica, resulta inobjetable la aseveración de que países sin hábiles negociantes en el área diplomática, llegaron al resultado de mutilaciones territoriales. Con la pérdida agregada del respeto que merecían sus méritos internos y su valentía en el comportamiento defensivo.

Hoy, en el diario combate de las competencias, ventas, pérdidas y conquistas de clientes, saber qué es negociar resulta vital para las empresas y sus trabajadores.
Es lo más complejo y exigente. De ahí que al audaz mediocre con estrecha mira y flojo carácter, no le queda más que batirse en retirada.

Los libros e instructores de marcas extranjeras eran los de moda entre nosotros para la pedagogía indispensable del negociar.

Pero lo bueno de los cambios para el Ecuador está en agudizar las inteligencias de quienes sienten la vocación de pensar en grande con las responsabilidades de investigar la realidad de la economía nacional y sus sendas más constructivas.

Por eso es que Salas Guzmán trabaja sus libros. Todos con un tono de contagiante seguridad para impulsar a acciones de fecundo éxito a cuantos quieren aprender, realizar y obtener el máximo provecho de las condiciones del trabajo y del ánimo personal.

Romper estereotipos, como manejar habilidades sociales y técnicas, tienen su clave en dominar el ABC de la negociación exitosa que promueve Salas Guzmán.
Y no es que ofrezca fórmulas mágicas. Todo su impulso va a descubrirle al aprendiz un mundo multivariado de realidades y oportunidades que, en malas horas, dejó inadvertido en los atolondrados días de crisis y contradicción.

Por esto, la marca ecuatoriana de la propuesta de Salas Guzmán carece de las deficiencias que las extranjeras sufren al querer enseñarnos a negociar, cobrar o vender.