Francisco Gálvez conserva el ambiente navideño como promesa tras superar una enfermedad.

Asombro es lo que experimentan quienes transitan durante las noches por las calles San Salvador y Montevideo, al sur de la ciudad, al ver que en una casa de este sector sus ocupantes aún conservan un árbol con sus respectivas luces de Navidad y dos años viejos arrimados en un balcón, pese a que la recordación del nacimiento de Jesús sucedió hace más de un mes.

Para Francisco Gálvez Aguilar, de 59 años y uno de los herederos de esa vivienda, los comentarios y rumores quedan a un lado porque –según él– su obsesión de tener un árbol metálico iluminado al pie de su casa tiene su fundamento.

Publicidad

Gálvez, un doctor en jurisprudencia que vive en esa casa con su esposa y su hijo, manifiesta que hace 17 años le dieron dos meses de vida, porque se le reventó la cirrosis en una reunión de trabajo.

Argumenta que durante los tres meses que permaneció grave tuvo la aparición de una mujer vestida de blanco que le habló y le dijo que para él cada día iba a ser un día especial. Desde allí decidió, hace ocho años, no retirar las luces que adornan su hogar y la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, que permanece iluminada en una ventana de su casa.

Dos monigotes que se hallan sentados en su balcón, vestidos con el equipo de Emelec, también despiertan curiosidad.

Publicidad

Según Gálvez, esos monigotes que debieron ser quemados el año pasado permanecerán en ese sitio hasta que su equipo quede campeón.

Alexandra Vega, esposa de Gálvez, dice que a las 19h00 conecta las luces del árbol. Esta actividad la realiza hasta marzo cuando aún sirven los focos, “una vez que se gastan o queman, esperamos noviembre y compramos nuevos focos”.

Publicidad

La vida de este personaje inusual también consiste en repartir juguetes y ropa en época de Navidad a niños y a gente pobre del cantón Santa Lucía, donde nació su esposa.

Además la aparición que tuvo de una mujer vestida de blanco cuando se debatía entre la vida y la muerte, hizo que adopte la costumbre de diseñarse y ponerse ternos blancos para atender los casos legales que son requeridos por sus clientes.

Gálvez expresa que aquella imagen también se le apareció hace dos años, cuando  casi pierde la vida. Esa ocasión su pistola se cayó en el piso y disparó una bala en su cuerpo, a nivel del tórax, que comprometió su integridad y estuvo un mes hospitalizado.

En su estudio jurídico, ubicado en Baquerizo Moreno y 9 de Octubre, Gálvez asegura que no retira los adornos navideños que se encuentran porque dice que “las luces de estos focos me dan ánimos de vida y esperanza para seguir adelante”.

Publicidad

Navideñas

Profesional
Francisco Gálvez es doctor en Jurisprudencia,  se encarga de defender casos sobre el derecho a la propiedad privada.

Misas
Según Gálvez, desde hace dos años organiza misas campales al pie de su casa, en octubre.

Herencia
La casa de los Gálvez Aguilar, ubicada en las calles San Salvador y Montevideo, del Barrio del Centenario, es una herencia que fue dejada a cinco hermanos. En el domicilio solo habita Francisco, junto con su esposa e hijo.

Recuperación
Hace 17 años, Gálvez dejó el alcoholismo. El consumo de alcohol lo inició cuando tenía 18.

Distracción
Los niños que habitan por el sector de la casa iluminada son los más motivados a visitar el árbol metálico que se encuentra en el lugar. Su propietario dice que durante todo el año los pequeños se toman fotos y lo  miran con asombro.