La Unión Europea (UE) decidió este lunes reanudar los contactos de alto nivel con el gobierno cubano y suspender la invitación de disidentes a sus fiestas nacionales en sus embajadas en La Habana para normalizar las relaciones diplomáticas.
 
El conflicto, denominado la "guerra de los canapés" estalló en el 2003 cuando las misiones europeas comenzaron a invitar a opositores a sus recepciones en señal de protesta por el encarcelamiento de 75 disidentes y el fusilamiento sumario de tres secuestradores de un transbordador.
 
Cuba liberó a 14 de los disidentes y normalizó las relaciones con las embajadas europeas hace cuatro semanas en un gesto por superar el conflicto.
 
Disidentes cubanos criticaron el cambio de política europea afirmando que fortalecería al gobierno del presidente Fidel Castro y advirtieron que la UE corría el riesgo de convertirse en "cómplice" de la represión continuada en la isla.
 
"Todas las medidas adoptadas el 5 de junio de 2003 se han suspendido de manera temporal", declaró el ministro de Asuntos Exteriores de Luxemburgo - país que ostenta la presidencia semestral del bloque - Jean Asselborn, en una rueda de prensa.
 
"El consejo de la UE expresó su voluntad de mantener un diálogo constructivo con Cuba con miras a obtener resultados tangibles en asuntos económicos, políticos y de derechos humanos," dijo Asselborn.
 
El ministro dijo que la suspensión se volvería a estudiar antes de julio a la luz de avances en los derechos humanos y las reformas políticas en la isla, y la UE intensificará sus contactos con miembros de la oposición y la sociedad civil cubana.
 
El líder opositor cubano Oswaldo Payá dijo que los países europeos tienen un dilema moral.    "La UE tiene que decidir si va a ser amiga del pueblo de Cuba o cómplice de este régimen," dijo
 
Payá llamó a los turistas europeos que visitan a Cuba para disfrutar sus playas caribeñas a reflexionar si deben viajar a Cuba a divertirse, mientras sigan habiendo presos políticos.
 
La economista y dirigente disidente Martha Beatriz Roque manifestó su inconformidad con la decisión tomada el lunes por la UE en Bruselas.
 
"En Cuba no existe democracia, no hay libertades, se violan los derechos humanos y la UE está en estos momentos dando su apoyo a un gobierno que no respeta nada de esto", dijo Roque, quien fue excarcelada en julio del 2004 dentro de los disidentes liberados del llamado Grupo de los 75.
 
"Cuba hostigará más a la oposición, llevará más disidentes a la prisión y el gobierno se siente más fuerte con este paso de rectificación", agregó a Reuters.
 
El gobierno británico aplaudió la normalización de relaciones con La Habana al subrayar que la UE mantenía su firme compromiso con los derechos humanos y una transición hacia una democracia pluralista en Cuba.
 
"Usaremos esta oportunidad para plantear temas de derechos humanos al gobierno cubano, incluyendo nuestro pedido de que sean liberados todos los prisioneros políticos", dijo la cancillería británica en una declaración.
 
Pero críticos de la medida dijeron que Cuba sigue violando los derechos humanos y se opusieron al levantamiento de las medidas diplomáticas.
 
El conservador británico Charles Tannock lo consideró un intento de "apaciguar" a Castro y dijo que más de 100 miembros del Parlamento Europeo presentarían una queja formal a la Comisión Europea.
 
"Tal cambio enviaría todos los signos equivocados a La Habana y haría un daño enorme a la causa de reforma democrática en ese país", dijo Tannock en una declaración.
 
El cambio significa que ya no se obligarán a las embajadas de la UE invitar a los disidentes a las recepciones de los días nacionales. Sin embargo, no les impide invitar las figuras de oposición a las recepciones si lo desean, dijo un diplomático en Bruselas.
 
Países ex communistas como Polonia y la República Checa se opusieron a la normalización de relaciones con La Habana. El expresidente checo Vaclav Havel escribió un artículo en el diario francés Le Figaro el viernes condenando el cambio.
 
"No puedo encontrar una mejor manera para la UE de destruir su noble ideal de libertad, igualdad y respeto por los derechos humanos", escribió.    "Havel es la voz de Europa que más clama por nosotros", dijo Payá, premio Sajarov a los derechos humanos del Parlamento Europeo en el 2002.