Dichosos los misericordiosos...
Los misericordiosos con los pobres, que siempre tienen a la mano un traje en buen estado para aquel señor que no puede presentarse en el trabajo en las “fachas” en las que anda, o alguna ropita para los hijos de aquella señora pobre (y alguna cosa para ella, por supuesto)...
Los misericordiosos con los ancianos de la familia: los que no se impacientan con ellos, los que los toman en cuenta, los que no solo los quieren –allá muy en el fondo–, sino que los hacen sentirse queridos y útiles...
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Los misericordiosos con todas aquellas personas que tienen un defecto físico o mental, y que no van por la vida ciertamente para que nos burlemos de ellos, sino que los ayudemos a llevar su “cruz”...
Los misericordiosos con el compañero (a) de trabajo que no es tan listo como creemos que lo somos nosotros; misericordiosos para no caer en la tentación de usar nuestra listeza para mostrar la “tontez” del otro...
Los misericordiosos con la muchacha esa que ha vuelto al buen camino o con el muchacho aquel que está haciendo esfuerzos por regenerarse...
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Los misericordiosos con los ratos de mal humor o la impaciencia del jefe, del párroco, de los padres de familia, del maestro...
“Porque ellos obtendrán misericordia”.
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(Tomado de Misal de la Obra Nacional de la Buena Prensa - México).