El Vaticano recibió ayer con beneplácito el deseo del gobierno español de mantener estrechas relaciones con la Santa Sede, pero respaldó el discurso del papa Juan Pablo II, quien advirtió a los obispos españoles sobre una tendencia laica en el país.

El miércoles el gobierno socialista español llamó al nuncio apostólico en Madrid para expresarle su sorpresa por la crítica del Papa, que provocó la fricción del Vaticano con España, país de profunda tradición católica.