Líderes mundiales y sobrevivientes del campamento de concentración de Auschwitz conmemoraron este jueves el 60 aniversario de su liberación al final de la Segunda Guerra Mundial, en una cermonia realizada en el mismo lugar donde los médicos nazis enviaban a sus víctimas a las cámaras de gas. 
 
Los cirios parpadeaban en el frío paisaje invernal que rodeaba el campamento nevado de Birkenau, en el lugar donde los médicos seleccionaban entre los recién llegados a aquellos que en su opinión podían trabajar -- y morir de agotamiento -- y aquellos que serían gaseados de inmediato. 
 
Entre los mandatarios incluidos en la lista de oradores figuraban los presidentes Aleksander Kwasniewski de Polonia, Vladimir Putin de Rusia y Moshe Katsav de Israel. El presidente alemán Horst Koehler asistió a la ceremonia, pero debía permanecer silencioso debido al papel de su país en el genocidio de 6 millones de judíos ordenado por Adolfo Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. 
 
Las fuerza soviéticas liberaron los campamentos de Auschwitz y Birkenau -- que es conocido como Brzezinka en polaco -- el 27 de enero del 1945. Alrededor de 1,5 millones de personas, en su mayoría judíos, perecieron en ambos campamentos debido a las palizas, las cámaras de gas, el hambre, el agotamiento y las enfermedades. 
 
Otras víctimas incluyeron los prisioneros de guerra soviéticos, así como polacos, gitanos, homosexuales y enemigos políticos de los nazis. 
 
"En mi condición de ex preso de Auschwitz, siento una emoción inimaginable y abrumadora al poder hablar en este cementerio sin tumbas, el mayor en la historia de Europa", dijo el sobreviviente Wladyslaw Bartoszewski, que luego fue dos veces canciller de Polonia. 
 
Cuando llegó al campamento, en 1940,   nunca imaginé que sobreviviría a Hitler ni a la Segunda Guerra Mundial, comentó el ex funcionario, que en los años de la posguerra fue acusado de espionaje y condenado en dos ocasiones a la cárcel por el gobierno comunista polaco. 
 
El sobreviviente Franciszek Jozefiak, de 80 años, dijo que deben redoblarse los esfuerzos por informar a las nuevas generaciones acerca del genocidio nazi. 
 
" Hoy recuerdo a mi padre, que fue gaseado aquí", agregó Jozefiak, que residen en la localidad cercana de Cracovia. "Recuerdo las atrocidades que cometieron con nosotros aquí... Para castigarme, un guardia de las (fuerzas paramilitares nazis) SS saltó sobre uno de mis brazos y me lo fracturó, y saltó sobre mi pecho y me rompió dos costillas".